06 En río revuelto, ausencia de derechos violencia hacia las personas LGBT

En río revuelto, ausencia de derechos: violencia hacia las personas LGBT+

La ausencia de garantía de derechos hacia las personas LGBT+ no es un problema ajeno a la dinámica de la violencia en México. Forma parte de las violencias múltiples que suceden todos los días, que no distinguen entre personas, pero sí se ensañan con los derechos y la vida de las personas LGBT+.

Por Jaime Hernández Colorado

Hace unas semanas en este mismo espacio, hablando sobre el Informe del Experto Independiente sobre la Protección contra la Violencia y la Discriminación por Motivos de Orientación Sexual o Identidad de Género, ya quedaba claro que los problemas de violencia, discriminación y falta de garantías para el ejercicio de los derechos son problemas recurrentes en todo el mundo; México no es excepción. Además que esos problemas se recrudecen cuando se trata de personas LGBT+, pues no sólo impiden el libre desarrollo de la vida, también resultan en desplazamiento forzoso y otro cúmulo de consecuencias negativas para muchas personas.

En el río revuelto de los problemas graves de violencia que ha enfrentado el país desde hace varios lustros, la ausencia de garantía de los derechos de las personas LGBT+, en particular, suele valorarse como cualquier quítame allá esas pajas. Porque, claro, la violencia general, en su gravedad, excede la importancia de esos otros problemas. La cuestión central que hay que repetir, por mucho que se haya dicho antes, es que esa ausencia de garantía de derechos hacia las personas LGBT+ no es un problema ajeno a la dinámica de la violencia en México, sino que forma parte de ella. Se trata de expresiones, variantes o manifestaciones violentas, por lo tanto, parte de las violencias múltiples que suceden todos los días, que no distinguen entre personas, pero que sí se ensañan con los derechos y la vida de las personas LGBT+, complicando, limitando y hasta cancelando sus vidas. A veces incluso haciéndoles invisibles, una vez han sido víctimas.

Este año, una vez más, el trabajo excepcional de Letra S ha cristalizado en el informe “Las dinámicas de la violencia por prejuicio. Homicidios de personas LGBT+ en México, 2024”, a cargo de los colegas Alejandro Brito y Samuel Jair Martínez Cruz, artífices de este esfuerzo multianual ya esencial para la discusión pública.

Los resultados del informe no nos pintan un escenario más alentador que el de los años anteriores: para 2024, hay información sobre 80 asesinatos de personas de la diversidad sexual y de género. Esto significa un aumento de 20 % respecto de 2023. Y puntualiza: “esta cifra representa sólo los casos que fueron cubiertos por medios de comunicación; existe una caja negra de casos que no fueron ventilados por los medios de comunicación ni registrados en sistemas de justicia de forma oficial. Por lo tanto, estimamos que la cifra real podría ascender a más del doble”. No hay que olvidar los datos de los años anteriores: 66 asesinatos en 2023 y 87 en 2022.

Respecto del detalle de los casos, el informe puntualiza que “en 2024 fueron asesinadas 55 mujeres trans. Esta cifra es la más alta en los últimos tres años. En 2023 fueron 43 y en 2022 fueron 48 mujeres trans asesinadas”. Esto implica, según el cálculo de los autores del informe, “una tasa de homicidios para la población de mujeres trans que equivale a 37.1 homicidios por cada cien mil habitantes mujeres trans en México”. Esta tasa “se sitúa siete veces por encima de la tasa de homicidios de mujeres cis” en el mismo período anual.

Uno de los datos más preocupantes —si cabe— que ofrece el informe es “la edad de las personas LGBT+ asesinadas. De los 80 casos documentados en 2024, al menos 36 se trataron de personas adultas entre 30 y 50 años, 21 casos de personas jóvenes de entre 18 y 29 años, una persona menor de edad y una persona adulta mayor”. Esto implica un promedio general de edad de 34.2 años.

La violencia homicida hacia las mujeres trans confirma la gravedad de los cálculos de esperanza de vida: sabemos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la ha establecido en 34 años y que el gobierno federal ha hablado de 35 años. Pero para 2024, el informe identifica un promedio de edad de las mujeres trans asesinadas de 32.9 años, cifra por debajo de cualquiera de los dos cálculos más usuales. De otro lado, el informe calcula en 37.1 años el promedio de edad de los hombres gay víctimas, que son casi el total del resto de los casos registrados. No es ocioso poner en contexto estos datos: la esperanza de vida para las mujeres en México es de 79 años y 74 para los hombres.

Ni duda cabe que este informe de Letra S contribuye, una vez más, a poner de manifiesto que los límites, dificultades e imposibilidades para el ejercicio de los derechos de las personas LGBT+ en el país no implican sólo falta de garantía, sino que pueden derivar en violencia fatal. A pesar de lo cansado que es repetir tantas veces un mensaje, que de suyo es bastante simple, es obligatorio hacerlo: la garantía de los derechos de las personas que nos identificamos como LGBT+ ni es opcional ni es búsqueda de privilegios ni es algo que pueda patearse a mañana o pasado. Las consecuencias nefandas de la discriminación y las violencias hacia las personas LGBT+ están sucediendo frente a nuestros ojos todos los días. Y es del más básico sentido de humanidad dejar de fingir que no las vemos.

Jaime Hernández Colorado es director de Nosotrxs.

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nosotrxs-en-los-estados/violencia-hacia-personas-lgbt

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