En el mundo existen alrededor de 43.3 millones de personas en situación de refugio, de acuerdo con la ACNUR. Cuando una persona toma la decisión de abandonar su hogar, su cotidianidad, sus pertenencias, es muy probable que sea porque se han vulnerado gravemente sus derechos humanos
Por Daniel Cortés Martínez
La historia de Mohammed Nasser Al-Humaikani fue contada por Alejandro Millán Valencia en una crónica de la BBC en el año 2018. En ella se dio cuenta de la travesía que este médico de origen yemení tuvo que enfrentar en su intento por llegar a solicitar refugio a Canadá. Su trayecto comenzó al salir de Yemen, forzado a huir junto con otro millón de personas desplazadas a causa de un conflicto interno que azota al país desde 2015. Voló a Ecuador con el intento de viajar por Centroamérica y México, cruzar todo Estados Unidos, para finalmente llegar a Canadá sosteniendo la esperanza de ser recibido como refugiado ahí.
La opción de llegar a Ecuador parecía más fácil que cualquier otro lugar en Europa, puesto que lo que Mohammed buscaba era acogerse a la figura de refugiado, y Canadá parecía ser el lugar perfecto para lograrlo. Sin embargo, su camino se detuvo en el Tapón del Darién, un territorio selvático de más de 5 mil kilómetros cuadrados en la frontera entre Colombia y Panamá, virtualmente impenetrable, y que se ha convertido en una peligrosa ruta migratoria acechada por grupos criminales que se dedican a la trata de personas, sin mencionar las duras condiciones climáticas que hay que enfrentar y que son inherentes a cruzar a pie una selva tropical, como lo son lidiar con animales salvajes, insectos venenosos, cruzar ríos acaudalados o zonas pantanosas sin contar con algún tipo de infraestructura que ayude a que el viaje sea menos escabroso.
Mohammed pasó los peores cuatro días de su vida tratando de cruzar la selva del Darién antes de ser interceptado y trasladado, exhausto, a una Estación Temporal de Auxilio Humanitario en Panamá, desde donde fue devuelto al Yemen en llamas. Lo que es necesario destacar de la historia de Mohammed, y la de millones de personas más, es en cómo estuvo dispuesto a enfrentarse a los horrores de cruzar por el Darién buscando refugio en otro país, con tal de no regresar a la hambruna, el conflicto y la violencia que aquejan su país de origen. En ese sentido, ¿por qué es tan importante entonces la figura del refugio?
De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas Para los Refugiados (ACNUR), estas son personas que han sido forzadas a abandonar su país de origen y buscar la protección de un Estado distinto al suyo. La situación en el lugar de origen es de tal seriedad que les impide volver porque existe un alto riesgo de que sean perseguidas por su identidad, sus creencias, o porque el país está sumido en escaladas de violencia, conflictos armados u otro tipo de acontecimientos que alteran gravemente el orden público y dejan a los pobladores en estados de vulnerabilidad constantes. Cuando una persona toma la decisión de abandonar su hogar, su cotidianidad, sus pertenencias, es muy probable que sea porque se han vulnerado gravemente sus derechos humanos, que haya sufrido vejaciones, lesiones o que haya presenciado situaciones de matanzas de vecinos o personas cercanas; es decir, nadie se convierte en refugiado por elección propia, sino porque en muchas circunstancias no existe otra opción asequible.
Datos de ACNUR dan cuenta de que hoy por hoy en el mundo existen alrededor de 43.3 millones de personas en situación de refugio, mientras que 40 % de estas personas refugiadas tienen menos de 18 años, elemento agravante si consideramos las condiciones como la de Mohammed, por ejemplo, pero también es la historia de muchas personas en otras partes del mundo que se tienen que enfrentar a condiciones sumamente adversas en sus intentos por buscar una vida digna y libre de violencia. En la actualidad el número de personas forzadas a desplazarse de sus lugares de origen ha alcanzado máximos históricos en todo el mundo, situación que además se agrava por los recortes significativos a la financiación humanitaria, poniendo en riesgo la subsistencia de miles de personas.
El 20 de junio se conmemora el Día Mundial de la Persona Refugiada, pero más allá de solo mencionar y hacer visible esta problemática durante un solo día, es preciso expresar empatía y solidaridad hacia las personas refugiadas, además de conocer y compartir sus historias. Resulta un hecho que ninguna persona está exenta de pasar en algún momento por alguna situación que obligue a solicitar refugio y protección de un país distinto al de origen, y menos en un momento crucial de incertidumbre global y de un aumento en los conflictos regionales y de la violencia en general. Así pues, defender el derecho de una persona a buscar protección y soluciones ante situaciones complicadas debe ser del interés de todxs.
Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nuestras-voces/importancia-derecho-proteccion-personas-refugiadas