Por María José Villanueva
El Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado cada 5 de junio, nos invita a reflexionar sobre el estado de nuestro planeta y la necesidad urgente de tomar acciones concretas para su conservación. En México, esta fecha tiene especial relevancia, ya que nuestro país enfrenta desafíos ambientales que amenazan su biodiversidad y la calidad de vida de millones de personas.
México es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, considerado uno de los cinco megadiversos. Sin embargo, esta riqueza natural está bajo constante presión por actividades como la deforestación, el cambio de uso de suelo, la contaminación del agua y del aire, y la explotación insostenible de recursos.
El cambio climático ya impacta en nuestro país: sequías prolongadas en el norte, inundaciones en el centro y sur, así como fenómenos meteorológicos extremos que afectan a comunidades vulnerables.
La contaminación del agua, agravada por infraestructura deficiente y mala gestión de residuos, pone en riesgo la salud pública y deteriora ecosistemas esenciales para la vida. La pérdida de recursos naturales y el aumento en eventos climáticos extremos exigen respuestas inmediatas y coordinadas.
Este día es un llamado a actuar con urgencia. La naturaleza envía mensajes claros, y si no respondemos, las consecuencias serán irreversibles. La desinformación, el negacionismo y la falta de voluntad política obstaculizan avances en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Es imprescindible la implementación de políticas públicas ambiciosas, la inversión en infraestructura verde y la participación activa de la ciudadanía en las decisiones ambientales para construir un futuro sostenible y justo.
Las juventudes mexicanas emergen como actores clave en esta misión. Con aproximadamente el 30% de la población entre 12 y 29 años, enfrentan un entorno climático adverso y fenómenos como la ecoansiedad, un estrés emocional derivado de la incertidumbre ambiental. Sin embargo, también tienen el poder de impulsar cambios profundos a través de su participación activa, el cambio de conductas y la exigencia de políticas públicas responsables que fomenten una cultura ecológica.
Los jóvenes pueden adoptar estilos de vida sostenibles: reducir el consumo de plásticos, reutilizar y reciclar, apoyar energías renovables, promover productos locales y cuidar su entorno. Aunque la noción del cuidado de la naturaleza ha crecido impulsada por movimientos sociales y plataformas digitales, aún falta mucho por hacer.
Es fundamental que participen no solo en campañas aisladas, sino que se conviertan en agentes de transformación social y política, promoviendo iniciativas de conservación y defendiendo su territorio de proyectos que amenacen la biodiversidad. La historia demuestra que las movilizaciones juveniles y la población informada pueden generar transformaciones significativas en la protección del planeta.
Este desafío es grande, pero no insuperable. Hacemos un llamado a las y los jóvenes mexicanos: sean conscientes del poder que tienen para transformar su entorno y participen activamente en la construcción de un futuro sostenible y respetuoso con la naturaleza. Cada acción y cada voz cuentan.
¡El momento de actuar es ahora! Este día nos recuerda que cuidar nuestro planeta no puede esperar. El bienestar de México y del mundo están en nuestras manos. Aprovechemos esta fecha para marcar la diferencia y traer la #NaturalezadeVuelta.
Directora de WWF México
Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/naturaleza-de-vuelta-23892685