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¡El cambio nos requiere a todxs!

Por Jesús Caudillo, director de comunicación social en Nosotrxs

Pase lo que pase el próximo 1 de julio, el reto para el nuevo gobierno será mayúsculo. En el panorama al que se enfrentará hay una economía que ha crecido a niveles escasos de manera sostenida en los últimos años, además de millones de mexicanos que viven todavía en la pobreza. A ello, se suma la corrupción generalizada en los aparatos públicos, la inseguridad y violencia en el territorio nacional, así como la violación cotidiana a los derechos humanos. Nada menos.

Es un hecho que, gane quien gane la próxima elección presidencial, la perspectiva de transformación para el país no radica en el corto, sino por lo menos en el mediano plazo. Es previsible, asimismo, que el nuevo presidente habrá de enfrentarse a la indignación, al dolor de los mexicanos, ante lo que sucede todos los días en nuestro país. A pesar de ello, en el imaginario colectivo persiste la creencia de que todo aquello se resolverá simplemente al elegir a un nuevo mandatario.

Así, en un escenario con estas características, y retomando la historia reciente de México, debemos tener claro que en los gobiernos que vienen no se gestarán las transformaciones que el país necesita. Esto lo tiene claro Nosotrxs, movimiento social que nació hace tan solo un año, que ha resistido el recelo de la clase política y las intenciones de captura

Sin la participación intensa y activa de la sociedad civil en el corto y mediano plazo, la viabilidad del país está en entredicho. Por estas razones, Nosotrxs está sustentado en la necesidad de empoderar a la ciudadanía, simplemente porque las instituciones, las leyes y el poder está en la gente, no en quienes lo han arrebatado para privilegiar intereses particulares sobre los públicos. México necesita, finalmente, que los ciudadanos hagamos contrapeso a la clase política.

¿Cómo pensamos hacerlo? En principio, tiene que quedar claro que la propiedad de lo público es de la ciudadanía, no de los políticos que lo capturan. Para que esto se haga realidad a gran escala, es necesario ir más allá de que el voto es el único medio de participación cívica. Hay que hacer visibles los incentivos y los costos en los que se incurre cuando no se participa en la vida pública.

En segundo lugar, hay que confrontar a aquellos que toman para sí a las leyes, a las instituciones y al patrimonio público. Esto tiene que hacerse de manera organizada y en conjunto porque, de otro modo, la probabilidad de tener éxito se reduce al mínimo. En el fondo, será necesario acordar entre todos qué futuro queremos construir para nosotros.

Esta es la hoja de ruta. Para la consolidación de la democracia mexicana, para garantizar el respeto a los derechos humanos de todos, para combatir efectivamente la corrupción, se requiere acción franca y concreta, compromiso y ánimo de transformación orientado a la dignificación de la política. Es un camino que ha sido y promete ser arduo, pero no hay otro, no puede haber otro. Nosotrxs está en ello.

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