Publicado en El Universal
Por Mauricio Merino
No hay procesos de cambio de envergadura histórica que hayan carecido de acompañamiento intelectual. No me refiero a la propaganda producida desde el poder sino a la reflexión que se desata, inevitablemente, cuando el telón de la historia cae sobre una etapa y se abre a otra. Me refiero a la construcción de las ideas que producen horizontes capaces de trascender las batallas inmediatas. Sin acompañamiento intelectual puede haber ruptura, pero no transformación.
Me preocupa que los debates que se han sucedido hasta ahora en México no hayan logrado superar la crítica o la defensa del pasado. Lo que tenemos es el predominio de la polarización entre quienes creen que todas las decisiones tomadas por el nuevo gobierno de México son o serán correctas por la bondad de sus propósitos y quienes afirman, en cambio, que todas son un desacierto o una trampa de la nueva mafia del poder para eternizarse en los controles del Estado. No hay mucho más, ni tampoco parece otear la más mínima intención de superar los discursos de confrontación, descalificación y negación. Como si no estuviéramos hablando del Estado sino de una religión, el país se fractura entre dos credos.
Leave A Comment