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La simulación del combate a la corrupción en Nuevo León

Por #NosotrxsNuevoLeón

Publicado originalmente en El Sol de México

La implementación del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) en Nuevo León ha pasado de significar una esperanza a ser una contradicción que podría llegar al fracaso.

El SEA surgió de la motivación de regresar a las personas lo que nos corresponde: lo público. Aquello que ha sido aprovechado para fines privados, pero que en esencia nos pertenece a cada una de las personas que habitamos este estado.

Lo que debió haber sido un hito de la lucha contra la corrupción es un ejemplo de opacidad, manipulación y captura de la institución que debería luchar por desmantelar los espacios de abuso de lo privado sobre lo público.

Como claramente ha dicho Mauricio Merino: una de las principales causas de la corrupción es precisamente la captura de los puestos y los presupuestos públicos desviando los fines de las instituciones a intereses privados o grupales.

La simulación ha sido la clave en el proceso: se simuló que había interés en combatir la corrupción como propósito clave del Sistema; se simuló la elección de ciudadanos sin compromisos políticos para la integración de sus distintos órganos y se simuló el utilizar criterios técnicos y realizar procedimientos abiertos para la elección de quienes trabajarán cotidianamente en ejecutar la Ley.

La lista de irregularidades lo evidencia:

  • Hay miembros del Comité de Selección con vínculos políticos, como Salvadora Peña Warden, cuyo Consorcio Educativo Warden tiene contratos de capacitación a personal de municipios.
  • El Magistrado Especializado en Responsabilidades Administrativas, Mario Treviño, se desempeñaba como Oficial Mayor en el Congreso, por lo cual su vínculo con los diputados es fuerte e innegable.
  • El Comité de Participación Ciudadana (CPC) fue elegido sin haber cumplido con requisitos claramente estipulados en su convocatoria, como no haberse presentado la 3 de 3 de los candidatos, que la sesión de deliberación se hizo de forma opaca y que no se utilizaron las evaluaciones hechas a los perfiles.
  • Mauricio Morales, integrante del CPC y elegido a permanecer por cinco años, al momento de su elección estaba registrado en el padrón del PRI y, además, trabajó en Milenio, una de las empresas mediáticas más importantes a nivel nacional y local donde todavía aparece en su directorio, vendiendo espacios publicitarios a Gobiernos en Nuevo León.
  • El Comité Coordinador fue instalado sin que uno de sus miembros, el titular de la Contraloría del Estado, fuera ratificado por el Congreso como demanda la Constitución. Jesús Hernández, quien sigue siendo encargado de despacho de esa oficina, no tiene atribuciones para participar en ese Comité.
  • Como corolario, tras haberse instalado el Comité Coordinador de forma irregular, se realizó una sesión privada (aunque la Ley estipula que todas deben ser públicas) en la cual se nombró a Joaquín Ramírez, ex integrante del Comité de Selección, como Secretario Técnico. Es decir, los elegidos pagaron el favor a quien los eligió. 

Está claro: esta simulación es una herramienta utilizada como resistencia y adaptación de la corrupción para sobrevivir. Es un nuevo esfuerzo por combatir la exigencia ciudadana de responsabilidad, rendición de cuentas y apertura de nuestras instituciones.

De ahí la urgencia de unirnos en un reclamo como colectividad: lo que está sucediendo en Nuevo León es síntoma de lo que seguramente va a ejercerse en otras partes del país. Esta es una lucha donde todos los grupos de la sociedad debemos cerrar filas: la corrupción no se irá sin dar pelea.

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