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Un día después y el México que viene

Mis últimas semanas las he dedicado a pensar y repensar lo que hoy escribo. Recurro a la excusa narrativa de una carta, sobada y vuelta a sobar, porque me permite una cercanía emocional que me parece necesaria, que me dará licencias en donde las necesito.

Por José Merino

Publicado originalmente en Nexos

Andrés Manuel,

Mis últimas semanas las he dedicado a pensar y repensar lo que hoy escribo. Recurro a la excusa narrativa de una carta, sobada y vuelta a sobar, porque me permite una cercanía emocional que me parece necesaria, que me dará licencias en donde las necesito. Quiero contarte por qué ayer salí como millones a celebrar tu triunfo y por qué hoy encuentro urgente decirte cuál considero que debe ser el legado de tu presidencia. Como millones, ayer dejé en alguna plaza pública las ropas del eufórico simpatizante en campaña para amanecer hoy con las ropas de un ciudadano más cauto: expectante y vigilante de tu gobierno. Créeme, es un tránsito saludable.

Me pregunto a qué atribuyes tu triunfo, cómo entiendes tú este momento, y deseo que tu respuesta se refiera a más las circunstancias del país que a ti. No es que no importes, es que importas en virtud de lo que representas en un momento específico de México. Si lo ves así, se abren caminos para transformar y se cierran caminos para la soberbia. Conjugar en la primera persona del plural. Construir por fin los espacios democráticos en los que ciudadanos encuentren mecanismos de control y castigo; en los que puedan acompañar o abandonar. Dicho de otro modo, importas porque te toca ensamblar la democracia mexicana sostenible en el futuro.

Ilustración: Kathia Recio

Ganaste porque esta ha sido una democracia de despojos, una democracia en la que los ciudadanos no tienen mecanismos de control político o judicial para afectar su propia vida vía lo público. Cuesta entenderlo, ¿Por qué un régimen que permite la alternancia en el poder, que define quiénes ocupan el gobierno vía elecciones, no ha derivado en un sistema representativo, garante de derechos, y que rompa complicidades entre élites políticas y económicas? Creo que parte de la respuesta descansa en nuestra estabilidad, en el trayecto entre una autocracia institucionalizada, una transición pacífica y una reducción de la democracia a la construcción de autoridades electorales y procesos competidos; así garantizamos la sobrevivencia de mecanismos de gobernabilidad autocráticos. Hay una discontinuidad entre las elecciones y el ejercicio de gobierno, y ese hueco ha sido llenado por varias capas de complicidad entre élites. Ahí entran los acuerdos cupulares entre partidos, los procesos de decisión consensuales, la debilidad del sistema de pesos y contra pesos, las carencias en competencia económica, la ausencia de un sistema de medios independiente e informativo, y la impenetrable costra que han formado grandes empresarios y políticos que, sin importar las elecciones, nunca pierden.

Adivinas a dónde voy: los ciudadanos han sido los invitados de piedra de esa democracia. Nos convirtieron en cómplices de nuestro propio despojo. Ahí fuimos cada elección, movilizados por operadores políticos, acarreados en camiones, uniformados con una playerita y una gorra que durarán al menos más allá de la elección, estirando la mano para recibir ilegalmente una fracción del dinero que los gobiernos debieron gastar en nuestro bienestar, enterados de que entre ese voto y nuestro bienestar no hay vínculo alguno, y al mismo tiempo, temerosos de frenar ese ciclo.

Pasó que el último sexenio llevó el despojo demasiado lejos. Pasó que acumulamos 250 mil víctimas de homicidio y más de 37 mil desaparecidos. Pasó que no crecimos, pero sí se incrementaron deuda e inflación. Pasó que los únicos empleos disponibles anulan tus derechos laborales. Pasó que el salario promedio real es una tercera parte de lo que era en 1975 y el salario mínimo no alcanza para cubrir el consumo calórico mínimo. Pasó que acumulamos semana tras semana escándalos de corrupción que involucraron a 14 gobernadores, al gabinete federal y al propio presidente, de la Casa Blanca a Odebrecht, pasando por Duarte y la Estafa Maestra. Pasó que con contadísimas excepciones, esos escándalos quedaron en la total impunidad. Pasó que nos enteramos de todo esto gracias a medios independientes o actores de la sociedad civil dedicados a hacer el periodismo al que los medios tradicionales han renunciado. Pasó que atestiguamos el deterioro de autoridades de monitoreo y alerta, la Fepade, el INAI, el TEPJF o la ASF. Pasó que no hubo dedo que alcanzara para tapar las violaciones sistemáticas de derechos humanos, el uso excesivo de la fuerza pública y los crímenes de lesa humanidad. Pasó que todos vimos cómo cuerpos policíacos se llevaron a 43 estudiantes de quienes no volvimos a saber. Pasó que las autoridades no han logrado esclarecer el caso, llenaron de irregularidades la investigación, torturaron detenidos y se negaron a aceptar las conclusiones de un grupo internacional de investigadores. Pasó que la clase política partícipe del Pacto por México se comportó como si aquí no pasara nada. Pasó que Meade era demasiado PRI y Anaya poca oposición. Pasó que Anaya logró, como nadie antes, dividir a las élites y Meade se negó a reconciliarlas. Pasó que tu discurso de 18 años resonó apenas. Pasó que siendo tú casi el mismo, nosotros ya habíamos cambiado. Pasó que por eso nos encontramos. Pasó pues, que ganaste.

Pasa ahora que te toca romper con todo lo anterior. Pasa ahora que nos toca vigilar y exigir que lo hagas. No comparto las críticas que suelen hacerte, creo que usan “populismo” como una excusa para defender el statu quo, mantener privilegios y asustar a los desposeídos para mantenerlos justo donde están. Tampoco coincido en que seas un político de “talante autoritario”, no encuentro en tu ejercicio de gobierno nada que respalde esa conclusión. Mis inquietudes respecto a ti y tu gobierno son otras: centras con demasiada frecuencia las soluciones en ti. Me parece problemático no porque tema una regresión democrática, sino porque puede entorpecer su progresión: tu gobierno debe reconfigurar las instituciones de nuestra democracia. Te lo digo con toda honestidad, aunque comparto tu diagnóstico y tus señalamientos, no he logrado ver en ti con total claridad una vocación de construcción institucional, de armar futuros posibles y sostenibles, de abrir espacios legales para redistribuir el poder público de unos cuantos a todos, vamos, de dotar a los ciudadanos de mecanismos de incidencia y control. Si tu gobierno no deja ciudadanos autónomos y emancipados, no será un gobierno de cambio.

Consulta el artículo completo.

amlo 2018

Consummatum est

Escribo a sabiendas de que este artículo verá la luz en las primeras horas del Día Después y con plena conciencia de que hoy, 2 de julio, habrá comenzado a escribirse otra página de la atribulada, conflictiva e impredecible historia de México.

Por Mauricio Merino, coordinador general de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Mientras escribo, confío en que a pesar de todo no haya sorpresas que rompan los frágiles equilibrios que todavía sostienen a México y que aún ofrecen alguna esperanza de organizar nuestra vida en común sobre la base de los principios que exige la palabra democracia. Confío en que las malas artes que se desplegaron antes y durante la jornada de ayer hayan sucumbido ante una ola imparable de votos libresy quiero creer que las autoridades electorales han sido capaces —y lo serán en los próximos días— de procesar esa voluntad con diligencia. Necesito creer que la vida del país será mejor a partir de ahora.

Sin embargo, he vivido entre libros y datos que me interpelan y convivo entre personas que, de un lado, celebran como si ya hubiesen ocurrido todos los cambios que tendrían que ponerse en marcha para alumbrar una nueva época y otras que, con devoción semejante, anuncian el caos y se preparan para la resistencia. No me siento cómodo con ninguna de ellas y no consigo situarme en ninguna de esas conversaciones. No soy partidario del pesimismo pero no consigo derrotar el escepticismo. Me gustaría moderar a quienes celebran y persuadir a quienes lamentan la llegada de esta mañana, pero ni unos ni otros escuchan. Son tantos los agravios, tantas las violencias, tantos los desencantos y tantos los desencuentros que las razones han tenido que cederle su sitio a las emociones.

Sumo las mías: nada podrá cambiar de un día para otro y nada podrá mantenerse intacto. Hace mucho aprendimos, con De Tocqueville, que ni siquiera las revoluciones que modifican la distribución del poder por las armas consiguen quebrar las inercias que están arraigadas en la cultura de un pueblo. Los que tienen prisa tendrán que tener paciencia y los enfadados con los resultados de esta mañana, tolerancia. Les guste o no, tendrán que seguir conviviendo y tendrán que ponerse de acuerdo, porque más allá de sus preferencias hay límites que no habrán cambiado los votos: cada quien tendrá que jugar un rol institucional mientras la nueva clase política del país —no sólo el presidente de la República— toma los mandos y asume la responsabilidad que le ha sido asignada.

En los próximos días habrá mucha bruma y quizás humo. Habrá que despejar la primera para descubrir poco a poco quiénes tendrán la mayor responsabilidad en los poderes legislativos y quiénes en los gobiernos locales, y prepararse para apagar cualquier fuego, venga de donde venga. A partir de hoy, será más urgente que nunca privilegiar la mayor de las cuatro virtudes: la prudencia, que no pide renuncia ni retroceso, sino sabiduría práctica para hacer. Nadie podrá solo y nadie debe abandonar la batalla, porque nos esperan tiempos difíciles. Quizás mucho más difíciles que los anteriores.

Todas las piezas del tablero político se han movido. En cambio, permanecen las causas que han generado las mayores violencias, la desigualdad y la corrupción. He ahí los enemigos vigentes el día después de las elecciones que no se rendirán a los resultados. Contra esas plagas tendrían que volcarse todas las energías, más allá de la posición que cada uno ocupe y a sabiendas de que el Estado es la organización política superior de la sociedad. No de unos cuantos, sino de toda la sociedad. Consummatum est.

Independientemente de los resultados de las elecciones, un movimiento político como Nosotrxs tiene mucho que hacer. En nuestro país, diariamente se vulneran los derechos humanos, tanto los políticos y civiles como los económicos y sociales.

Las violaciones a los derechos civiles y políticos se reflejan en la falta de seguridad que estamos viviendo. Cada día, de una manera creciente vemos que la violencia permea nuestro país. Candidatos a algún puesto de representación política han sido asesinados, los periodistas están continuamente amenazados y se les impide ejercer la libertad de expresión. Los ciudadanos “comunes y corrientes” somos sujetos a la coerción que ejercen los grupos delictivos. Prácticamente todos los mexicanos enfrentamos actos violentos de distinta índole. El primer deber del Estado, según la teoría política, es la garantía de la paz y de la seguridad de aquellos que habitan en su territorio. Un movimiento político ayuda, sin duda, a la ciudadanía ofreciéndoles a las personas vías de acceso a los distintos organismos para que, cuando exista una violación de los derechos, puedan reclamarlos y los distintos poderes tengan la obligación de repararla.

Además de la garantía de la paz y la seguridad, un movimiento como Nosotrxs, puede ayudar a que se exija el cumplimiento de ciertos derechos sociales y económicos.

Una gran cantidad de mexicanos viven en un estado de pobreza extrema. Algunos de ellos carecen de lo necesario para vivir, no pueden satisfacer sus necesidades básicas. Aunque los derechos a la educación y al trabajo se encuentran plasmados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la realidad falta mucho por hacer.

A pesar de los programas sociales, existen niños que no tienen recursos para obtener una educación adecuada. Esto se debe a dos clases de factores: subjetivos y objetivos. Mientras que los primeros se refieren a problemas que traen los niños que acuden a las escuelas como la desnutrición, por poner un ejemplo, los objetivos se deben a la carencia de escuelas, materiales educativos, y nula motivación para seguir estudiando. 

Lo mismo sucede con la salud. La mayoría de las personas que están en un estado de pobreza extrema, tienen poco acceso a los servicios de protección de la salud. Por esta razón, con frecuencia el dinero que obtienen de los programas sociales les sirve para hacer “gastos de bolsillo” para comprar medicamentos, pagar consultas con los médicos y, en el peor de los casos, gastar en la atención hospitalaria.

El derecho al trabajo, en ciertos ámbitos no está regulado de una manera adecuada. Por ejemplo: el trabajo en el hogar. Existe un vacío respecto a su regulación. Se necesita un esfuerzo adicional para que los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, exijan garantías para hacer válido esa clase de trabajo que, en algunos casos pone a los que se dedican a estos quehaceres, en un estado de servidumbre.

Éstos son algunos problemas que aparecen en la agenda de Nosotrxs, finalmente un movimiento político de esta clase debe proporcionar una fuerza especial a la ciudadanía.

Paulette Dieterlen – La función de Nosotrxs

Cumplir los marcos normativos que ya tenemos

Nosotrxs ha planteado una agenda clara para analizar, diagnosticar y resolver los problemas del país. El objetivo central es alentar la discusión sobre dichos problemas y, sobre todo, promover la exigencia, vigilancia y acompañamiento ciudadanos a cada acción gubernamental. Estas tres necesidades están fundadas en una premisa diáfana: no requerimos más leyes ni más reformas; lo que es urgente es cumplir los marcos normativos que ya tenemos.

Las soluciones a los problemas del país se nos están yendo de las manos cada día que atestiguamos cómo los intermediarios políticos asestan golpes a la legalidad, ignorándola o contraviniéndola. Nuestro papel, como hasta ahora, seguirá siendo el de exigir, vigilar y acompañar. Esos tres deberes son, quizás, los más elevados que tenemos como ciudadanos. El ejercicio del voto no puede seguir siendo la emisión de un cheque en blanco, después de la cual nos desentendemos de lo que suceda hasta la próxima elección. Con el uso de nuestro derecho ciudadano también adquirimos la responsabilidad de exigir y vigilar a los gobiernos que elegimos y, en su caso, castigarlos. En Nosotrxs aspiramos a generar consciencia sobre eso, a contagiar cada día a más ciudadanos para que abandonen la comodidad de ser convidados de piedra de la vida y el debate públicos en México.

El día que emitimos un voto iniciamos la ruta más complicada de ser ciudadano: nos convertimos en vigilantes de las acciones del gobierno que resulta de esos votos. Nosotrxs tiene como misión fundamental fortalecer la posición de los ciudadanos frente a los gobiernos. No permitiremos más gobiernos sin vigilancia y sin exigencia ciudadanas. En esa ruta estamos y esa es nuestra misión esencial.

Jaime Hernández – Cumplir los marcos normativos que ya tenemos

¿Por qué Nosotrxs?

NOSOTRXS surgió como una inspiración y una necesidad. La inspiración vino del doctor Mauricio Merino, él tomó la iniciativa, y su prestigio y honorabilidad fueron los imanes de confianza que aglutinaron una variedad amplia de personas: líderes de opinión, periodistas, creadores, académicos, estudiantes, empresarios, profesionistas y todos aquellos interesados en los asuntos públicos.

¿Cuál fue nuestra principal motivación? La necesidad de contribuir a la solución de los problemas que nos afectan a todos: inseguridad, corrupción, desigualdad, pobreza, discriminación, impunidad y mal gobierno. Problemas que se han agravado drásticamente en los últimos años y ante los cuales no podemos permanecer indiferentes.

Esa es nuestra causa común, sin filiación partidista, como ciudadanos. Con la convicción de que la acción colectiva organizada puede lograr resultados concretos a corto plazo y grandes transformaciones a lo largo del tiempo, sin necesidad de esperar cruzados de brazos a que los gobernantes y políticos de siempre nos escuchen y decidan hacer algo. Y para ello, nuestras herramientas son las instituciones del propio Estado mexicano.

No somos una organización más que pretende descubrir el hilo negro y desatar inmediatamente el nudo gordiano en el que nos encontramos. Nos dimos cuenta que paulatinamente, a la par de nuestros problemas y gracias a la suma de muchos esfuerzos, transitamos a un Estado democrático de derecho sí, aún defectuoso, incompleto, mallugado y maltrecho, pero algo hemos avanzado y hoy, si observamos a detalle, encontramos una serie de reglas que nos otorga la propia ley en materias tan diversas como derechos humanos, sistema electoral, libertad de expresión, información y trasparencia, fiscalización y rendición de cuentas, acceso a la justicia, amparo, nuevo proceso penal, competencia económica y protección al consumidor, por mencionar algunas, que sirven para defender nuestros derechos y exigir a las autoridades resultados. Justamente, nuestro primer paso es identificar esos medios y divulgarlos de la manera más amplia y accesible para todos.

No somos ingenuos, sabemos que no es suficiente, pero es un mínimo sobre el cual podemos empezar a actuar, es lo que tenemos más próximo y a la mano. Y si la realidad nos demuestra que esas instituciones no sirven o están rebasadas, será la propia experiencia la que nos indique qué y cómo deben cambiar las cosas. Preferimos arriesgarnos a intentarlo, a seguir quejándonos esperando que alguien mas actúe.

Nuestro capital es nuestra pluralidad: mujeres y hombres, jóvenes y adultos, con formaciones variadas y realidades diversas, sin importar identidades o preferencias, provenientes de todas las regiones del país. Porque aquí caben todos. Nuestra organización es horizontal y voluntaria, cada quien aporta las ideas, el conocimiento, la experiencia, el trabajo y el tiempo que puede, bajo la coordinación de Luis F. Fernández que ha hecho una labor formidable. Te invito a sumarte.

La razón es muy sencilla: no es por ti, no es por mi, es por NOSOTRXS.

César Flores – ¿Por qué Nosotrxs?

Porque la unión hace la fuerza, Nosotrxs alzamos la voz

Hace poco más de un año, el 7 de mayo de 2017 para ser exactos, nacimos Nosotrxs. Surgimos convocando el inicio de una revolución de conciencias, una invitación colectiva para hacernos responsables de nuestro deber ciudadano no sólo de vigilar sino de exigir el cumplimiento de nuestros derechos a las autoridades correspondientes, en otras palabras, como un llamado para hacernos cargo de nosotros mismos. Hace poco más de un año exhortamos a alzar las voces de todos, porque este movimiento tiene la convicción de que juntos no sólo sumamos, sino que multiplicamos y, con ello, generamos ecos de mayor alcance. En Nosotrxs creemos que es posible hacer a un lado nuestras diferencias y comenzar a mirar nuestras semejanzas, porque después de todo y antes que nada somos mexicanos, compartimos las bondades de esta tierra, pero también las dolencias de su gente, de quienes menos tienen y los que más necesitan.

Entre otras actividades, Nosotrxs inició una labor de pedagogía política, mediante la cual ha buscado brindar a los ciudadanos herramientas que les permitan conocer, de la forma más sencilla posible, cuáles son algunos de sus derechos fundamentales y cómo pueden exigirlos. En este sentido, una de las primeras tareas de Nosotrxs fue generar “Guías de Exigencia” para trece derechos, tales como: la participación de las comunidades indígenas en las políticas públicas; la defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes; iniciar una denuncia administrativa por violaciones a la normatividad electoral, y cómo realizar una iniciativa ciudadana, por mencionar algunos ejemplos. Las Guías de Exigencia, que buscarán ampliarse en la mayor medida posible, ofrecen una definición básica de los derechos en cuestión, así como una sistematización de su proceso de exigencia con base en los fundamentos jurídicos vigentes. Las Guías de Exigencia son un instrumento de empoderamiento social en la medida que permiten a los ciudadanos no sólo conocer mecanismos para reclamar el cumplimiento de un mandato sino compartir experiencias que les permitan ubicar a otras personas con problemas similares. En última instancia, este mecanismo pretende articular problemas comunes, de tal forma que la exigencia para su solución sea mayor.

Con esta lógica surgimos Nosotrxs, como movimiento de oposición, convencidos por la urgencia de externar un reclamo social ante la vulneración sistemática de los derechos de todos. Hoy demando que se respete tu libertad, esperando que mañana demandes que se respete la mía y más adelante, demandemos juntos que se respeten las libertades de todos nosotros.

Adriana Burgos – Nosotrxs alzamos la voz

Oposición en la instrumentación y aliado en las metas

Nosotrxs es un movimiento político de corte progresista. Los que integramos este experimento, inédito en México, señalamos las desigualdades sociales y los excesos del estado. El ejercicio efectivo de derechos y la construcción de instituciones son el mantra cotidiano. Esta organización se integra bajo la premisa de que el cambio es posible en la medida en que los ciudadanos asumimos los derechos como nuestros al presionar y exigir su cumplimiento a una élite de políticos dedicada al servicio y no al saqueo del gobierno. Lo verdaderamente innovador ha sido la fortuna de integrar perfiles muy diversos de activistas. Nosotrxs es un movimiento que no está conformado por una camarilla de intelectuales de la Ciudad de México sino por cientos de personas en todo el país.

Después de los resultados electorales, Morena es la fuerza política más importante del país. Son varias las coincidencias entre Nosotrxs y Morena. Ambas organizaciones reconocen que el cambio se debe sustentar en la movilización territorial. Ambas hablan de frente sobre los excesos de una élite que ha reproducido y profundizado la desigualdad. Ambas creen medularmente en la democracia como la vía del cambio.

Aceptando sin conceder que las aspiraciones de AMLO son sinceras y legítimas, materializar la agenda de Morena se enfrentará con enormes resistencias internas y externas. Acabar con los privilegios que hoy dan el dinero, el poder y la influencia implica agitar el avispero como hace mucho no se intentaba. Las burocracias tienen inercias difíciles de transformar y los grupos que se benefician del status quo tienen profundos lazos de control y cooperación con las instituciones del Estado mexicano.

El papel de Nosotrxs bajo este escenario debería ser el de un aliado en las metas y una verdadera oposición social en las acciones de gobierno. Saltar de las buenas intenciones al verdadero cambio social va a requerir de contrapartes que puedan señalar las contradicciones del próximo gobierno. La extensión de este movimiento permite que los mensajes se repliquen en todos lo rincones del país y al mismo tiempo puede ser un mecanismo de monitoreo de la diversidad de problemas sociales, políticos y económicos en los municipios y estados del país.

Fortalecer la profundidad y el impacto de lo cambios que propone el próximo gobierno manteniendo un espacio de independencia, depende fundamentalmente de la extensión y el volumen del movimiento. La única cura contra la cooptación política está en la fuerza de las bases sociales. Nosotrxs tiene una oportunidad única para catalizar la transformación del equilibrio político actual para poner las instituciones al servicio de las personas y transformar los privilegios de unos cuantos por derechos para todxs.

Emiliano Rosales – Oposición en la instrumentación y aliado en las metas

Nosotrxs, un remedio alternativo después de las elecciones.

Decía Cortázar sobre las palabras algo muy cierto: éstas pueden llegar a cansarse y enfermarse, a perder de a poco su vitalidad hasta agotarse. Nos recuerda también que “las hermosas palabras de nuestra lucha ideológica y política, no se enferman y se fatigan por sí mismas, sino por el mal uso que les dan nuestros enemigos y que en muchas circunstancias les damos nosotros.” En México podríamos hacer una larga lista de palabras que han pasado por este proceso de deterioro: democracia, igualdad, libertad, honestidad, tolerancia, entre otras. Pero una que sin duda ha enfermado, al grado de padecer una completa desviación de su sentido originario, es la palabra política. Hoy “hacer política”, de entrada, levanta un sinnúmero de sospechas. En primer lugar, porque el ciudadano promedio se concibe como ajeno a la política, como si ésta fuese algo de lo que se encargan tan sólo nuestros gobernantes. Es decir, se percibe como una esfera distante y temporal, que transcurre en nuestras vidas tan sólo durante las elecciones. En segundo lugar, porque la política parece tener en el imaginario como primos hermanos a los términos corrupción, impunidad, abuso, y por ello, quien la práctica se contamina por asociación. La política vista como propiedad de los políticos y como un medio para beneficio personal, es una representación común que tienen los mexicanos. Y, desafortunadamente, cuando la percibimos de esta forma, quienes perdemos somos los ciudadanos.

Perdemos por varias razones: porque al aislarnos en una esfera individual, transferimos a nuestros gobernantes todo el poder sobre asuntos públicos que nos afectan a todos, sin supervisión y en muchos casos, perjudicándonos; porque cuando se vulneran nuestros derechos no aprendemos a exigir y a organizarnos, sino a acostumbrarnos; porque cuando las instituciones públicas terminan cooptadas por los intereses de unos cuantos, asumimos que las cosas funcionan así en México.

Cuando Nosotrxs surge como movimiento social –y manteniéndose al margen de la contienda electoral–, parte de ciertas bases: el Estado no es patrimonio de nuestros gobernantes sino de los ciudadanos, la democracia no es un reparto de poder para multiplicar los privilegios de unos pocos, y la defensa de nuestros derechos debe hacerse de forma colectiva. Su propuesta parte de un urgente llamado a la acción para reapropiarnos de lo público. Al hacerlo, ofrece una cura a la humillada palabra política, al reivindicarla en su sentido originario –el de la Atenas clásica–: “la política como participación de los miembros de la polis (de ahí su nombre) en las decisiones sobre los asuntos que interesan a todos; es decir, a toda la comunidad (a la polis).

Las palabras, sin embargo, no sanan ni se limpian de la noche a la mañana. Para revitalizarse o convertirse de nuevo en signos vivos, como señala Cortázar, necesitan una crítica profunda de nuestra manera de vivir y pensar, y, sobre todo, sentirse y practicarse auténticamente desde adentro. Esto implica un proceso, y como bien sabemos, cuando éste involucra una genuina transformación de ideas y prácticas, demora. Pero es sólo siendo parte activa de estos movimientos, que involucran nuevas formas de hacer política –y  que requieren de una participación activa y lucha colectiva–, que realmente podemos como ciudadanos reapropiarnos de lo público y así curar de raíz muchos de los males que hoy nos aquejan. Nosotrxs, independientemente de quién gane las elecciones, lo que ofrece es un remedio alternativo y un canal para ser parte de este proceso, no de forma temporal, sino sostenida a lo largo del tiempo.

Andrea Santiago Páramo – Un remedio alternativo después de las elecciones.

Una revolución de conciencias que ya se está construyendo.

En abril del presente año tuve la oportunidad de ser parte de la primera generación del Curso de Responsabilidad, Empoderamiento y Activismo (C.R.E.A.) de Nosotrxs. Este curso fue una de las mejores experiencias que he vivido en este año, un curso de tres días que me marco y me despertó en un año de cambio para el país.

Señalo que me marcó porque entendí la fuerza del Derecho, Nosotrxs no busca exigir el cumplimiento de los derechos busca que todo ciudadano ejerza sus derechos. Me gusta mucho ese cambio porque me recuerda a los Zapatistas con su frase “hubo tiempo de pedir, otro de exigir y ahora de actuar” pienso que si hay un cambio muy fuerte en los derechos cuando uno pasa de exigir a actuar, ya que la exigencia siempre va hacia alguien externo y la actuación es del propio sujeto, en este caso el ciudadano. Me sorprendió este cambio en mí, ya que parece algo tan simple, pero me di cuenta que se ha logrado que nuestros derechos nos sean enajenados, que parezcan algo externo al ciudadano, y esto, lo hemos permitido. Por lo tanto, el curso y Nosotrxs me regresó la potencia que cada uno de nosotros tiene para darle vida a nuestros derechos, ya que estos no son palabras son acciones.

Me despertó porque a pesar de las dificultades la propia palabra, Nosotrxs, te lleva a actuar en colectivo, en un año donde parece que todo gira en la búsqueda de poder, nos hemos olvidado que el principal paso para cambiar nuestra realidad es el de juntarse. Organizarse para ejercer nuestros derechos y devolver la política a la gente, siendo un contrapoder ante el poder de los tres niveles de gobierno.  El curso, así como el aniversario, me llevó a dar cuenta que el juntarse es posible, que a lado de mi hay personas que también buscan combatir los males sociales que tenemos como sociedad y que estos pueden ser cambiados. He visto como el curso dejo marca en varios de nosotros que nos sumamos a esta Organización y lo hacemos desde lo cotidiano como desde lo organizativo, siendo un ejemplo de como una semilla puede madurar en poco tiempo (2 meses) o como se señala en Nosotrxs, una revolución de conciencias que ya se está construyendo.

A diferencia de los partidos políticos, para Nosotrxs el dos de julio no es el fin ni el inicio, es el seguimiento de un camino que tiene como fin regresar el poder a los ciudadanos, reconociendo este derecho, el poder es del ciudadano y este debe ejercerse día con día por Nosotrxs- Me gustaría cerrar con una frase que en verdad concreta lo que ha venido desarrollando Nosotrxs: Mi libertad comienza, en realidad, donde se une a la tuya. Y es mucho más libre, la tuya y la mía, cuando van juntas y se respaldan mutuamente. El actuar juntos, el pensar desde Nosotrxs, es la concreción de la libertad

Hector X. Martínez – Una revolución de conciencias que ya se está construyendo.