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La muerte de las ideologías

Por Mauricio Merino

Publicado en El universal

Los partidos han declarado su derrota anticipada como organizaciones capaces de imaginar el mundo y ofrecer horizontes diversos

Han renunciado a las ideologías. Si alguna vez supimos con alguna claridad qué mundo preferían y la sola mención de sus siglas nos ayudaba a situar a las personas que militaban en sus organizaciones y a identicar la orientación política de sus candidaturas, hoy esas señas de identidad se han diluido. Una de las principales aportaciones de los partidos políticos a la cultura democrática se ha perdido en la mecánica del pragmatismo que regirá las elecciones de 2018.

¿Qué ideología hermana al PT con Encuentro Social y con Morena? Ninguna. Los une la codicia que despiertan las encuestas. No hay en esa alianza una sola seña capaz de darle contenido sustantivo. Se suman porque Andrés Manuel puede ganar la Presidencia y porque el candidato les dio la bienvenida para sumar votos. No se unen en torno de un horizonte compartido, de una visión común sobre el país o de un sueño que dena las razones que los llevan a la vida pública. La cosa es ganar las elecciones; y en el mejor de los casos, renunciar a las ideas en nombre de la personalidad. No hay ideología en esa mezcla inaceptable entre maoísmo y credo religioso, más allá de López Obrador

Guardadas las distancias, es la misma lógica que llevó a la creación del Frente entre el PAN, MC y PRD. Ellos mismos jugaron con la metáfora del agua y del aceite, mezclados por la magia de la voluntad política. Pero a contracorriente de la coalición que deende la candidatura de López Obrador, la creación del Frente responde al polo opuesto: se formó para enfrentar al PRI, pero también para impedir que el tabasqueño gane los comicios de 2018. En esa alianza tampoco hay una propuesta ideológica acabada, ni una ilusión común que trascienda las siguientes elecciones. Es una estrategia electoral y nada más, cuyo pragmatismo se encarna en sus acuerdos y sus candidaturas.

De ese grupo tampoco escapa el PRI. No sólo porque a lo largo de su historia ha sido mucho más un aparato electoral que un partido con ideología —nació del pragmatismo y desde ahí ha proclamado el socialismo, el populismo, la socialdemocracia, el liberalismo, el liberalismo social y el neoliberalismo, según le ha convenido—, sino porque ahora añadió a esa trayectoria errática su propia negación, pues sus dos candidatos principales no son priístas. Tampoco es que sus aliados en la ruta le otorguen una identidad política mejor, pues ni el Verde es verde, ni la Nueva Alianza es nueva. Pero no pasa inadvertido que sus mejores credenciales se presenten como una deliberada abdicación a la identidad que le otorga su propia militancia.

En las siguientes elecciones nadie votará para defender la historia de una idea y su vigencia en el futuro, sino para optar entre trayectorias personales. Los partidos políticos han declarado su derrota anticipada como organizaciones capaces de imaginar el mundo y proponer horizontes diferentes. Su fracaso ideológico ha cedido el sitio a las ocurrencias de sus dirigentes y sus candidatos, mientras que sus principales decisiones políticas ya no se toman con la ayuda de los libros sino de las calculadoras.

La muerte de las ideologías no sólo produce decepción e incertidumbre (¿a qué le estamos apostando?), sino que vuelve mucho más áspera la contienda electoral, pues no es lo mismo combatir contra una idea que contra un hombre; detrás de las estrategias que ya se están gestando en las ocinas de esas coaliciones aberrantes no hay, ni puede haber, un cielo y un océano para navegarlo, sino personas que se han unido para orquestar sus ambiciones e impedir el paso de otros al poder. En esa lógica, nadie debe esperar una compete.

Coordinador General de @NosotrxsMx

 

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Yo sí doy aguinaldo

¡Te invitamos a ser parte de la campaña Yo sí doy aguinaldo a lxs trabajadorxs del hogar!

¿Cómo? Graba un video o tómate una foto con los siguientes lineamientos:

  • en caso de ser empleadores: hacer explícito su compromiso a pagar el aguinaldo correspondiente por ley a los y las trabajadoras del hogar que laboran en su casa, o bien, manifestar que ya lo pagaron porque #EsDeLey y/o porque #MiHogarEsJusto;
  • en caso de ser trabajadores o trabajadoras del hogar: manifestar que el aguinaldo es su derecho porque #EsDeLey.
  • en caso de no ser ni empleadores ni trabajadorxs: difundir mensajes que señalen que el aguinaldo a los trabajadorxs del hogar es un derecho porque #EsDeLey

Solicitamos a quiénes se sumen a la campaña a utilizar en todo momento en sus redes sociales el nombre de la campaña YO SÍ DOY AGUINALDO y los hashtags: #EsDeLey #MiHogarEsJusto.

A partir de este miércoles y hasta el 20 de diciembre, sube tu video o foto.

Descarga aquí los materiales de campaña

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La promesa incumplida del Convenio 189

Por Andrea Santiago

En 2014, Osorio Chong encabezó la entrega de los Premios por la Igualdad y la No Discriminación que otorga el Conapred. Una de las premiadas fue Marcelina Bautista, reconocida por su larga trayectoria en la promoción y defensa de los derechos laborales de las y los trabajadores del hogar. El titular de la Secretaría de Gobernación resaltó lo fundamental de que “les sean respetados sus derechos en los términos que establece la Constitución y gocen de protección efectiva para que desempeñen sus actividades en condiciones de empleo equitativas y decentes”. Habló de la importancia de pasar “de las relaciones culturales de servidumbre, a las de un trabajo digno con derechos y responsabilidades”, y de lo central que resultaba hacer adecuaciones a las propias leyes y a las políticas para combatir la desigualdad y discriminación.

Finalmente, se comprometió, en ese mismo acto, a enviar al Senado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para su ratificación, el cual reúne una serie de normas y lineamientos específicos para garantizar los derechos humanos y laborales de las y los trabajadores del hogar. Entre otros, la afiliación obligatoria a la seguridad social, establecimiento de un horario de trabajo y de días de descanso, pago de vacaciones y horas extras. Ni más ni menos que un piso mínimo de derechos para vivir dignamente.

El Convenio 189 obliga a los países que lo ratifiquen a modificar sus leyes, a crear políticas públicas, a trabajar y coordinar las instituciones para adoptar medidas que garanticen los derechos de este sector. La ratificación de dicho Convenio involucraría un cambio sustancial en las condiciones laborales de 2.4 millones de trabajadores en México, que por primera vez en la historia transitarían a la formalidad.

Lo dicho hace tres años en esa ceremonia por Osorio Chong desafortunadamente se quedó en la promesa incumplida y, a la fecha, la ratificación del Convenio 189 se encuentra estancada. La semana pasada el Senado de la República reiteró el exhorto al Ejecutivo Federal para que realicen los trámites necesarios para dicha ratificación. Al día de hoy continuamos a la espera.

La pregunta es ¿quiénes llevan esperando y qué costos tiene esa espera? Las cifras nos guían hacia una respuesta. 97% de trabajadoras y trabajadores del hogar no tiene derecho al sistema de salud ni al ahorro para el retiro: el coste lo cargan sus bolsillos y sus familias cuando enferman o envejecen. El 84% no tiene vacaciones pagadas: el coste lo carga el cuerpo de estos trabajadores que no pueden descansar pues esto implicaría una disminución significativa en sus ingresos. El 99% no cuenta con contrato escrito de trabajo: el coste lo cargan quienes trabajan pues no tienen un documento que los respalde jurídicamente cuando sus derechos sean vulnerados.

Lo que es evidente es que quienes más pierden día con día con esta alargada espera, son las millones de personas que se dedican a estas labores junto con sus familias. La promesa de Osorio Chong no es por tanto banal en este contexto, no es una de esas palabras que pueden decirse y olvidarse, porque olvidar en este caso significa hacer de la desigualdad y discriminación un destino con el aval de las autoridades federales.

Cofundadora de Nosotrxs

@NosotrxsMX

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Ratificar el Convenio 189 de lxs trabajadorxs del hogar

Por Aram Barra

La Organización Internacional del Trabajo aprobó en el año 2011 el Convenio 189 sobre las y los trabajadores del hogar, el cual estableció los derechos del gremio, así como las medidas que los Estados deben cumplir para garantizar el ejercicio del derecho al trabajo digno. Al mismo tiempo, se aprobó una Recomendación 201, en la que se establecen complementos a las obligaciones definidas en el Convenio.

En el caso de México, las implicaciones no son menores. Como he dicho antes, las cuidadoras de personas, lavanderas, planchadoras, cocineras, choferes, vigilantes, porteros y jardineros en México suman 2.4 millones de personas. El 97% no cuenta con ningún tipo de servicio de salud; el 75% gana entre uno y dos salarios mínimos; el 96% no cuenta con contrato de trabajo; el 67% no tiene derecho a vacaciones, y sólo el 57% recibe aguinaldo.

Para todas estas personas, la entrada en vigor del Convenio 189 y la Recomendación 201 de la OIT formalizaría los derechos otorgados por la Ley Federal del Trabajo y les otorgaría ingreso a los sistemas de seguridad social. Para un inmenso gremio que se encuentra normalmente desprotegido legalmente y sin seguridad social, la ratificación del Convenio haría un mundo de diferencia.

Han pasado siete años –y contando– y el gobierno de México no ha promovido que el acuerdo internacional se convierta en ley. El principal argumento durante este periodo ha sido que las implicaciones presupuestarias de dicha ratificación serían de un peso importante para el gobierno federal. Ésa ha sido, al menos, la excusa. De acuerdo con un reciente documento publicado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD), hay al menos dos implicaciones legislativas y de implementación.

Por un lado, la adecuación de ordenamientos legales y administrativos con el objetivo de “reconocer, proteger y garantizar el derechos los trabajadores domésticos a la protección de la seguridad social, con lo que se mandataría la incorporación para aseguramiento voluntario al régimen obligatorio, que implica acceso limitado a seguros, prestaciones y servicios”.

Por el otro, la ratificación del Convenio implicaría la instrumentación de políticas públicas focalizadas, así como mecanismos “para dar seguridad y certeza laboral a los trabajadores domésticos […] así como para regular y supervisar las relaciones laborales entre empleador y [trabajador] doméstico, y observar medidas para la determinación de salarios y prestaciones laborales”.

En este sentido, la ratificación del Convenio tendría implicaciones presupuestales. Al respecto, el IBD estima que considerando el régimen obligatorio que cubre los seguros de Riesgos de Trabajo, Enfermedades y Maternidad, Invalidez y Vida, Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, y, el de Guarderías y Prestaciones Sociales, el gobierno federal aportaría para 2017, 28 mil 414 millones de pesos para asegurar a las trabajadoras del hogar.

En otras palabras, ofrecer seguro social a 2.4 millones de trabajadores que hoy forman parte de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad nos costaría a las y los mexicanos casi 10 mil millones de pesos menos de lo que ha gastado Enrique Peña Nieto durante su administración en publicidad.

Queda entonces la pregunta sobre si el argumento constantemente utilizado por los opositores a la ratificación del Convenio está simplemente mal fundamentado o si es una mera excusa política. Existen indicios suficientes para pensar en lo segundo. Mientras tanto, 2.4 millones de empleadas del hogar siguen desprotegidas por el Estado.

Integrante de la Comisión Ejecutiva de Nosotrxs

@NosotrxsMX