Playas de Tijuana

El ejercicio ciudadano del Colectivo Playas de Tijuana

Publicado en Animal Político

Por: Cristobal Rodas y Alexander Dey

Que el ejercicio de la ciudadanía en México sea una actividad desafiante y excesivamente frustrante es una realidad a la que hemos preferido acostumbrarnos, y las razones sobran: legislación obtusa, negligencia e incompetencia institucional generalizada, corrupción y apropiación de las funciones públicas para fines privados e incluso el uso de la violencia física que no en pocos casos culmina en tragedias mortales.

Nosotrxs creemos firmemente que tales razones no constituyen un motivo para preferir acostumbrarnos al hecho de que la participación ciudadana en México sea sinónimo de dolor de cabeza. Optamos, más bien, por perseverar en la promoción y construcción de la vida democrática. Porque poco a poco se vislumbran cada vez más logros y conquistas que motivan a continuar en la exigencia de libertades y la defensa de nuestros derechos.

En Nosotrxs trabajamos diariamente para generar espacios de aprendizaje y autogestión de causas orientadas a la defensa de derechos, porque hemos reconocido que solo así se puede realizar un cambio profundo en los métodos que se han empleado usualmente para formar ciudadanía y solo así, podremos obtener resultados distintos.

Un caso que refleja muy bien este ímpetu y que vale la pena compartir, es la defensa de las áreas naturales protegidas que ha mantenido el colectivo de Playas de Tijuana de nuestra representación en Baja California. Esta historia ejemplifica muy bien nuestro ánimo de organizarnos para hacer frente a los funcionarios déspotas y aprender en conjunto a exigir nuestros derechos de manera colectiva. Quien lea seguramente se sentirá identificado, tal vez no con la forma, pero si con el fondo.

Las máquinas entraron al predio con clave catastral EM-033-231/EM-033-201 en la delegación Playas de Tijuana y comenzaron a mover la tierra. Los vecinos más informados se percataron de que aquel predio estaba designado como área especial de conservación, y de inmediato comenzaron a difundir la información. Otros vecinos aún más informados sabían que aquellos movimientos de tierra presuponían múltiples vulneraciones de derechos y violaciones a una lista extensa de leyes y reglamentos. Una vez comunicada esta información, una comisión de vecinos se hizo cargo de confirmar todo: los mapas de los planes y programas de crecimiento resultaban bastante claros.

Las máquinas seguían moviendo la tierra. Los vecinos, ya enterados de que se trataba de la instalación de una gasolinera, solicitaron por escrito a la autoridad una explicación fundada. La Dirección de Administración Urbana de Tijuana respondió lo siguiente en resumidas cuentas:

“Con respecto al predio de clave catastral EM-033-231 se otorgó licencia de construcción, toda vez que el mismo cuenta con uso de suelo factible para Estación de Servicio Gasolinera y Tienda de Conveniencia: por lo tanto el predio mencionado con anterioridad se apega y cumple con los requisitos necesarios requeridos en las leyes y reglamentos aplicables en la materia”.

Las máquinas comenzaron a construir. Los vecinos, insatisfechos con la respuesta de la autoridad, decidieron solicitar a la misma una copia de todos los estudios, dictámenes y licencias que acreditaran y dieran fundamento a su respuesta. La autoridad simplemente no respondió. Los vecinos lo tenían todo muy claro porque no se trata de una situación nueva: el invasor acredita la adquisición de la propiedad del predio mediante un juicio de prescripción y la autoridad usa el fallo como justificación para todo lo relacionado con la emisión de licencias y permisos de construcción u operación. Nunca queda claro por qué la autoridad lo permite.

La gasolinera comenzó a operar. Algunos vecinos con más conocimiento y experiencia recurrieron al amparo. Nuestro colectivo optó por iniciar con una fase de pedagogía política para encontrar la manera más adecuada de agotar los mecanismos y las instancias, tanto institucionales como jurídicas.

Por un frente decidimos acercarnos al Subcomité Sectorial de Desarrollo Urbano del Instituto Municipal de Participación Ciudadana, con el fin de intentar llegar a un entendimiento y encontrar un lugar en donde pudieran atenderse nuestras demandas. Por otro nos organizamos semana a semana para aprender de manera conjunta todo lo relativo a los aspectos jurídicos.

Descubrimos que la Ley Estatal de Desarrollo Urbano nos otorga, efectivamente, el derecho a solicitar la suspensión de las licencias de operación y construcción en áreas designadas para conservación. Nos atuvimos a los mecanismos establecidos en la Ley y al final nos encontramos con que el Instituto Municipal de Participación Ciudadana y la Dirección de Administración Urbana afirmaban que el Instituto Metropolitano de Planeación autorizó y gestionó los cambios de uso de suelo, pero éste afirma al mismo tiempo que el predio sigue indexado en los mapas como área de conservación ya que nadie ha solicitado o autorizado alguna modificación respecto al uso de suelo.

A la gasolinera le va muy bien. Al día de hoy, después de mucho esfuerzo y desgaste, se ha logrado conseguir una suspensión provisional. Pero la historia en realidad apenas comienza, ya que un kilómetro adelante nuevas máquinas mueven la tierra de nuevo. Mientras el esfuerzo conjunto logra gestionar una declaratoria formal para evitar estas prácticas, toca apoyar, en la medida de lo posible, al colectivo de Playas de Tijuana de Nosotrxs para continuar con la defensa de las áreas de conservación. Zona por zona, predio por predio.

El colectivo ha decidido pasar a una siguiente fase de divulgación, organización y exigencia colectiva. A diferencia de las respuestas de la autoridad, la Ley es muy clara. Los mecanismos son sencillos y ya comenzaron a divulgarse para promover, uno a uno, la participación en esta causa ciudadana.

La historia continúa y es verdad que el final es incierto, pero habremos avanzado en la medida en que cuando menos dejemos claro que ya no pueden seguir haciendo su gestión a modo con toda la comodidad y sin que nadie llegue a exigir que se rindan cuentas. También se habrá avanzado en la medida en que estas acciones sirvan para motivar a las personas a seguir haciendo un esfuerzo por ejercer su ciudadanía.

* Cristobal Rodas y Alexander Dey son integrantes del colectivo Playas de Tijuana y de la representación local del movimiento Nosotrxs en Baja California.