05 Día Internacional del Personal de Paz de la ONU

A propósito del Día Internacional del Personal de Paz de la ONU

El Día Internacional del Personal de Paz de la ONU debería servir, sí, para agradecer a quienes han servido en estas misiones con convicción y coraje. Pero también para preguntarnos si la arquitectura internacional de la paz está respondiendo realmente a las necesidades de los pueblos y no solo a los equilibrios diplomáticos entre Estados.

Por Pablo Andrade

Cada 29 de mayo, el calendario internacional nos recuerda la existencia del personal de paz de la ONU. Se honra su presencia en zonas de conflicto, sus esfuerzos por contener la violencia, proteger a la población civil y sostener procesos frágiles que, sin su intervención, podrían haber colapsado. No son pocos los casos en que su labor ha marcado la diferencia entre la vida y la muerte, entre el éxodo masivo y la estabilidad temporal, entre la desesperanza y una tenue posibilidad de diálogo.

Ese reconocimiento es justo. El despliegue de personal de paz implica, muchas veces, condiciones hostiles, incertidumbre, escasa gratitud y una alta exposición al peligro. Es una tarea que demanda no sólo entrenamiento técnico, sino también un compromiso humano profundo con los valores que la ONU afirma defender: la vida, la dignidad, la seguridad colectiva. Y sin embargo, también es necesario ir más allá del homenaje. Preguntarnos, con respeto y espíritu crítico, qué tipo de paz se está “manteniendo” y bajo qué condiciones. Porque la paz, al contrario de lo que muchas veces se sugiere, no es un estado natural ni un bien universal fácilmente transmisible. Es una construcción histórica, política, social, profundamente arraigada en contextos particulares.

En ese sentido, algunas misiones de paz se han limitado a estabilizar escenarios tras los conflictos, sin atender las causas estructurales que los originaron. Se promueven elecciones rápidas, se importan diseños institucionales, se liberaliza la economía, y se espera que todo eso resulte en cohesión social. Pero sin diálogo con las memorias del conflicto, sin justicia, sin una comprensión fina de las tensiones locales, lo que se construye muchas veces es un orden frágil, sostenido más por la presencia internacional que por un acuerdo genuino entre actores en disputa.

Nada de esto deslegitima la labor del personal desplegado. Lo que se pone en cuestión no es la entrega de quienes están en el terreno, sino los marcos políticos, jurídicos y estratégicos desde los cuales se deciden esas misiones. Porque en nombre de la paz también se han cometido errores, excesos y, en algunos casos, graves violaciones a los derechos de quienes se suponía que debían ser protegidos. Y porque, a veces, la neutralidad institucional se convierte en omisión cuando la violencia proviene de actores poderosos.

Este Día Internacional debería servir, sí, para agradecer a quienes han servido en estas misiones con convicción y coraje. Pero también para preguntarnos si la arquitectura internacional de la paz está respondiendo realmente a las necesidades de los pueblos y no solo a los equilibrios diplomáticos entre Estados. Para pensar si la paz que se administra desde arriba puede realmente sostenerse sin escuchar —y acompañar— las luchas por justicia desde abajo.

Pablo Andrade (@PabloAnd89) es coordinador de la Causa de Construcción de Paz de Nosotrxs.

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nosotrxs-en-los-estados/a-proposito-del-dia-internacional-del-personal-de-paz-de-la-onu

04 La promoción de la diversidad cultural

La promoción de la diversidad cultural en la era digital

Por Daniel Cortés Martínez

El 21 de mayo se celebra el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo el cual tiene como finalidad destacar la riqueza de las culturas del mundo, pero también fomentar el diálogo intercultural para lograr la paz y el desarrollo sostenible.

Este tipo de diálogo se refiere al intercambio respetuoso entre personas, grupos y organizaciones pertenecientes a distintas culturas en la búsqueda de comprensión mutua y creación de vínculos entre diversas formas de ver la realidad. La importancia del diálogo intercultural radica en el fomento de la cohesión social, la coexistencia pacífica de las personas mediante la aceptación de la diversidad, y finalmente el enriquecimiento cultural para mantener la paz alejando los conflictos que se basan en prejuicios y estereotipos.

Al mismo tiempo, la promoción de la diversidad cultural tiene como efecto el enriquecimiento de la experiencia humana al momento que se ofrecen distintas perspectivas, conocimientos y prácticas alrededor del mundo, contribuyendo a preservar tradiciones con carácter único que reflejan la historia y la identidad de grupos étnicos y vidas en comunidad. En ese sentido, ante la globalización y la digitalización del mundo, se presenta un gran abanico de oportunidades y opciones para la promoción de la diversidad cultural, pero al mismo tiempo también una serie de retos que es necesario visibilizar y discutir.

La disponibilidad de contenidos digitales provenientes de muchas partes del mundo es creciente mientras que el uso de tecnologías digitales ha facilitado en gran medida la creación, difusión y protección de diversas expresiones culturales. Las plataformas digitales representan espacios importantes en las que miembros de distintas comunidades pueden compartir sus vivencias, historias, leyendas, mitos, conocimientos ancestrales, gastronomía tradicional, música, danza y diferentes elementos del patrimonio cultural de la humanidad con la finalidad de hacerlos visibles y accesibles al público de todos los rincones del mundo.

A pesar de los beneficios que conlleva la digitalización para la promoción de la diversidad cultural, la lógica de negocios, la brecha digital, el acceso inequitativo a las tecnologías, y la concentración y monopolización de las plataformas digitales, crean obstáculos significativos para la circulación de los contenidos, y en consecuencia, se termina perpetuando la inaccesibilidad a información diversa afectando a su vez las industrias culturales nacionales y a los creadores independientes. En ese sentido, las regulaciones gubernamentales deben ser tendientes a reducir la brecha digital, desarrollar planes integrales de cultura digital, fomentar políticas culturales que garanticen el acceso de la cultura para todxs, asegurar que este acceso sea un medio para conseguir sociedades pacíficas y tolerantes, además de que se respeten y garanticen los derechos de propiedad intelectual, y se creen las condiciones suficientes para que los creativos y creadores reciban una remuneración justa y adecuada por su trabajo.

Por otra parte, los creativos, los creadores de contenido, y los medios de comunicación juegan un papel de importancia fundamental para la promoción de la diversidad cultural digital. El alcance que pueden tener les da la posibilidad de difundir conocimientos culturales diversos que a su vez coadyuve a combatir con la definición de prejuicios y estereotipos, además de fomentar el mencionado diálogo intercultural y contribuyan a normalizar la diversidad, la inclusión, el reconocimiento y la aceptación de diferentes identidades, culturas y tradiciones.

Coordinador de la Causa de Derechos de las Personas Jornaleras Agrícolas Migrantes

Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/la-promocion-de-la-diversidad-cultural-en-la-era-digital-23393557

03 Cerrar un ciclo

Cerrar un ciclo, no la convicción

Tuve el privilegio de formar parte del equipo coordinador de esta Causa de Nosotrxs. En esos cuatro años fui testigo y parte del impulso colectivo de algunas de las iniciativas más relevantes en la defensa del derecho a la salud en México.

Por Frida Romay Hidalgo

Hay despedidas que no se viven como un cierre, sino como una transformación. Después de cuatro años de entregar cabeza, corazón y cuerpo a la Causa de Salud y Bienestar, hoy me toca moverme de lugar, pero no de convicción. Cambiar de trinchera, pero no de lucha.

Desde su origen, la Causa ha sido un espacio profundamente político y humano. Nació dentro de Nosotrxs como un esfuerzo por combatir las desigualdades estructurales del sistema de salud en México desde una premisa tan sencilla como radical: exigir lo que nos corresponde, hacer valer nuestros derechos. Con los años, y recientemente alojada en Práctica: Laboratorio para la Democracia, se consolidó como un laboratorio vivo de exigencia ciudadana, pedagogía política y construcción colectiva.

Tuve el privilegio de formar parte del equipo coordinador de esta Causa, primero como jefa y después como coordinadora. En esos cuatro años, fui testigo y parte del impulso colectivo de algunas de las iniciativas más relevantes en la defensa del derecho a la salud en México.

Con Cero Desabasto, tejimos una red nacional de exigencia frente a una de las fallas más dolorosas del sistema: la escasez de medicamentos e insumos. Hoy el colectivo reúne a 147 organizaciones de pacientes, profesionales de la salud y aliadas que no han dejado de presionar, visibilizar, organizar y proponer. Juntas transformamos el desabasto en una demanda pública, construimos plataformas tecnológicas, informes, campañas, metodologías participativas y redes de escucha y acompañamiento.

Con Médicxs en Formación, trabajamos con las y los estudiantes que sostienen el sistema desde sus prácticas, internados y pasantías. Nos organizamos para exigir condiciones dignas, reconocimiento, representación y una formación libre de violencia estructural.

Y con OCAMIS, el Observatorio Ciudadano para el Acceso a Medicamentos e Insumos para la Salud, tejimos puentes con la academia, la sociedad civil y la comunidad médica para producir evidencia, seguir indicadores y generar recomendaciones de política pública con un enfoque de equidad y justicia.

Nada de esto habría sido posible sin los equipos, las alianzas, los afectos y las voluntades que han hecho de esta Causa un espacio de comunidad política. Gracias a cada persona con la que compartí agenda, dudas, insomnios, celebraciones, procesos y esperanza. A las organizaciones aliadas, por su confianza. A las y los pacientes, por dejarnos entrar en su realidad con respeto. A mis compañeras y compañeros de las organizaciones que impulsaron esta Causa, por construir y resistir conmigo.

Y un agradecimiento especial a Andrés Castañeda, por haberme invitado a sumarme a este proyecto cuando apenas comenzaba. Por confiar, acompañar y sostener con claridad y visión este sueño colectivo.

Hoy cierro este capítulo para seguir caminando en la misma dirección desde otro rol. A partir de esta nueva etapa, me integraré como consultora en Asuntos Públicos en Salud. Desde ahí, seguiré trabajando para que las voces ciudadanas se traduzcan en decisiones informadas, para que las políticas de salud se piensen desde el derecho y no desde la lógica de la escasez o la indiferencia.

La Causa de Salud y Bienestar me dio una brújula. Me enseñó que no hay transformación sin organización, ni justicia sin ternura. Me enseñó a nombrar lo que duele y a construir con quienes resisten.

Nos seguimos encontrando, porque la salud es una causa que se lleva puesta.

Frida Romay Hidalgo (@FridaRomayHgo) es excoordinadora de la Causa de Salud y Bienestar en Nosotrxs y Práctica: Laboratorio para la Democracia.

 

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nosotrxs-en-los-estados/cerrar-ciclo-no-conviccion

02 Día internacional de la convivencia en paz

Día internacional de la convivencia en paz: un espacio para la imaginación política

El Día Internacional de la Convivencia en Paz puede ser un llamado a defender lo público como aquello que nos permite reconocernos como parte de una misma comunidad política, aunque pensemos distinto, aunque vivamos realidades dispares.

Por Pablo Andrade Martínez

Cada 16 de mayo el calendario internacional nos recuerda que es el Día Internacional de la Convivencia en Paz. Es una fecha joven: fue proclamada por la Asamblea General de la ONU en 2017. Su objetivo —al menos en el papel— es claro: promover la paz, la tolerancia, la inclusión y la solidaridad como fundamentos esenciales para una vida compartida. Pero como suele suceder con las conmemoraciones, el riesgo es que lo simbólico se vuelva fórmula vacía, y lo que debería invitar a una reflexión colectiva se reduzca a un acto protocolario, una publicación institucional o una jornada escolar sin consecuencia.

No es que la conmemoración no sea importante. El problema es otro: hemos vaciado de sentido a los gestos que alguna vez pretendieron movilizarnos. En tiempos de inflación simbólica, con días internacionales para casi todo, resulta urgente detenernos a pensar qué queremos decir cuando hablamos de paz, y qué estamos dispuestos a hacer —como sociedades, como instituciones, como individuos— para construirla.

El concepto de “convivencia en paz” puede parecer blando, incluso ingenuo, frente a la brutalidad del presente. Pero su potencia está, precisamente, en lo que exige: no una paz entendida como silencio, como sumisión o como ausencia de conflicto, sino como el resultado de relaciones justas, horizontales, capaces de tramarse a pesar de las diferencias. En ese sentido, hablar de convivencia no es hablar de armonía perfecta, sino de un esfuerzo constante por habitar el desacuerdo sin caer en la exclusión o el exterminio simbólico del otro.

Vivimos un momento histórico en el que la violencia se ha naturalizado en sus múltiples formas: la guerra, sí, pero también la precariedad, el racismo, el patriarcado, la devastación ambiental y el despojo de los bienes comunes. La paz, entonces, no puede ser entendida como una zona neutral entre bandos en pugna, ni como una narrativa de cierre. No hay paz posible sin justicia, sin verdad, sin reparación, sin memoria. En ese sentido, la conversación sobre la paz nos obliga a recuperar la idea del Estado de derecho no como una promesa retórica, sino como una arquitectura concreta de garantías, de límites al poder y de afirmación de lo público. La convivencia en paz no se sostiene sobre el voluntarismo individual ni sobre campañas de sensibilización —aunque estas puedan contribuir—, sino sobre la existencia de instituciones confiables, mecanismos de acceso a derechos, procesos transparentes y espacios comunes protegidos del mercado y del clientelismo.

No se trata, claro, de idealizar al Estado. Sabemos que es también un campo de disputa, una herramienta que puede oprimir tanto como puede garantizar derechos. Pero si algo nos han enseñado las luchas feministas, los pueblos indígenas, los movimientos por la memoria y los diversos activismos es que la defensa de lo público es condición necesaria para cualquier forma de paz duradera. Frente al vacío de los discursos oficiales, es urgente recuperar el lenguaje de lo común. Volver a pensar en lo público, en la justicia, la verdad y la política no como servicios o favores, sino como derechos que hacen posible la convivencia. Porque convivir implica compartir: los recursos, los riesgos, las decisiones. Y esa es una tarea demasiado compleja —y demasiado importante— como para dejarla librada a la buena voluntad de los individuos o al cálculo de los mercados.

Así pues, el Día Internacional de la Convivencia en Paz puede ser un llamado a defender lo público como aquello que nos permite reconocernos como parte de una misma comunidad política, aunque pensemos distinto, aunque vivamos realidades dispares. En tiempos donde lo común se disuelve y las diferencias se convierten en trincheras, tal vez la paz sea, en el fondo, una forma de imaginación política. Una que no se celebra, sino que se construye todos los días.

Pablo Andrade (@PabloAnd89) es coordinador de la causa de construcción de paz en Nosotrxs.

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nuestras-voces/dia-internacional-convivencia-paz

01 Es hora de garantizar el derecho a decidir

Es hora de garantizar el derecho a decidir

Por Frida Romay Hidalgo

Hace unos meses, una adolescente me escribió por Instagram. Había escuchado de Cero Desabasto por una compañera y quería saber si la podíamos ayudar. Su mensaje era breve, pero contundente: “No tienen pastillas en mi centro de salud. Ya fui dos veces. Me dijeron que regresara la próxima semana, pero no sé si pueda”.

Tenía 17 años, vivía en un municipio rural y había decidido que quería cuidarse. El problema no era su decisión, era el sistema que no la acompañaba. Y mientras leía su mensaje, me repetí: el cuerpo no espera.

Este 28 de abril presentamos desde el Colectivo Cero Desabasto, en colaboración con AmCham México, el primer Diagnóstico sobre el Acceso a Métodos Anticonceptivos en México (2017–2023). No fue un evento más. Fue una entrega pública, honesta y urgente de datos que muestran cómo, en este país, el derecho a decidir sigue siendo un privilegio desigual, condicionado y muchas veces negado.

Menos del 25% de las mujeres en edad fértil obtienen métodos anticonceptivos a través del sistema público. La mayoría acude a farmacias o consultorios privados, si puede pagarlos. El 88.6% de los anticonceptivos de emergencia, por ejemplo, se adquieren en farmacias. Las que no pueden, simplemente quedan fuera. Y entre más lejos vivas, más difícil es acceder. La autonomía reproductiva en México sigue estando determinada por el territorio, el ingreso y la suerte.

Lo más alarmante es que esto se ha vuelto cotidiano. Hemos normalizado que falten condones, inyecciones, implantes. Que las adolescentes reciban juicio antes que orientación. Que el personal médico no esté capacitado, o que el sistema les pida “aguantar” sin insumos. El diagnóstico revela también un estancamiento en el conocimiento entre jóvenes. De 2018 a 2023, incluso disminuyó ligeramente. Un retroceso silencioso que nadie está discutiendo lo suficiente.

Desde Cero Desabasto trabajamos para visibilizar el desabasto, sí, pero también para transformar sus causas. Este diagnóstico propone rutas concretas: invertir sostenidamente en salud sexual y reproductiva, garantizar la disponibilidad continua de métodos en el sistema público, ofrecer consejería sin prejuicios, fortalecer la corresponsabilidad y ampliar el acceso para todas las personas, sin excepción.

Y lo más importante: exige una nueva forma de gobernar. La salud reproductiva no es responsabilidad exclusiva del sector salud. Es tarea compartida entre gobierno, industria farmacéutica, academia, sociedad civil y ciudadanía. Necesitamos una cadena de acceso donde todas las piezas funcionen con corresponsabilidad, enfoque de derechos y urgencia ética. Porque cuando un método no llega, no solo se rompe la cadena logística. Se rompe la posibilidad de decidir.

La seguridad anticonceptiva no puede depender del bolsillo, de una farmacia abierta o de un proveedor empático. Tiene que ser una garantía, no una apuesta. Un derecho asegurado, no una conquista personal.

Hoy, más que nunca, necesitamos transformar el acceso en justicia. Que cada dato se convierta en política pública. Que cada historia que se ha quedado sin respuesta se vuelva acción colectiva. Porque el cuerpo no espera. Y el derecho a decidir no puede seguir siendo postergado.

El diagnóstico completo puede consultarse en el apartado de informes en www.cerodesabasto.org

Coordinadora de la Causa de Salud y Bienestar en Nosotrxs y Práctica: Laboratorio para la Democracia y Coordinadora del Colectivo Cero Desabasto

Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/es-hora-de-garantizar-el-derecho-a-decidir-23130484