05 Día Mundial contra la Hepatitis

Día Mundial contra la Hepatitis

Por Hassler Stefan Macías Sánchez
Coordinador del Colectivo Médicxs en Formación

Desde subir una historia hasta la exigencia de políticas públicas

¡Hepatitis: entenderla para vencerla!, es el lema de la campaña del Día Mundial contra la Hepatitis con lo que se espera poder derribar las barreras del diagnóstico y tratamiento, así como estrategias preventivas para esta enfermedad.

En México, la realidad de las hepatitis virales presenta un panorama complejo que exige atención inmediata y acciones coordinadas a todos los niveles, con un incremento del 28.8% en las hepatitis virales en 2024.

¿De qué sirven estas campañas? Es importante resaltar que la hepatitis viral es una amenaza silenciosa en México y el mundo, en la cual a pesar de tener vacunas y tratamientos eficaces se reportan muertes por complicaciones relacionadas a la hepatitis crónica cada 30 segundos, siendo la cirrosis y el cáncer de hígado las principales.

Sin embargo, aún hay estigmas que evitan progresos como: “Pero, yo no me siento enfermo, ¿cómo podría estar enfermo?” Hay millones de casos que son asintomáticos, por lo que hacer pruebas diagnósticas es la mejor opción de proteger la salud de todas las personas. Por ejemplo, si pusiéramos en un supuesto donde usted se encuentra con 10 personas que tengan hepatitis B, solamente 2 tendrían su diagnóstico y menos de 1 recibiría tratamiento.

Otras barreras con las que nos enfrentamos en México son: poca conciencia pública, falta de pruebas rutinarias, y barreras burocráticas para acceder a antivirales, particularmente para la hepatitis C, que hoy tiene cura. Además, el desabasto de vacunas contra hepatitis B en algunas regiones del país revela una falla grave en la estrategia de prevención. En términos de prevalencia, la hepatitis B afecta al 0.36% de la población general mexicana, lo que equivale aproximadamente a 411,000 casos, con cerca de 107,000 portadores crónicos. Por su parte, la hepatitis C presenta una prevalencia general del 0.38%, pero esta cifra asciende dramáticamente hasta el 96% entre usuarios de drogas inyectables en las regiones fronterizas

¿Cómo puedo actuar? Si por diversas situaciones solo se te permite apoyar con poco tiempo, tu voz ayudará a amplificar la exigencia de pruebas, tratamiento, vacunación y el fin del estigma de la Hepatitis. El sitio web World Hepatitis Day por medio de su campaña invita a utilizar gráficos con información para compartir los mensajes esenciales de la campaña contra la hepatitis utilizando el #WorldHepatitisDay en redes sociales o grupos de chat como Whatsapp.

Por otro lado, puedes crear tu cartel en este sitio web para tu lugar de trabajo, farmacia, clínica, hospital o centro comunitario para invitar a la población a la sensibilización sobre la Hepatitis. Si deseas hacer esto más visible en tu ciudad, puedes gestionar el iluminado de algún monumento representativo para captar la atención y convertirse en contenido compartible y de relaciones públicas sobre el tema, en México esta iniciativa nunca se ha realizado y tu podrías ser la persona promotora de un acto de concientización nacional sobre la Hepatitis.

Por último, el sitio web proporciona guías y plantillas para el desarrollo de eventos presenciales, seminarios web para generar conciencia sobre la hepatitis viral. También se comparten herramientas de cabildeo para el involucramiento con los tomadores de decisiones logrando compartir la información necesaria para que estos puedan realizar acciones necesarias, por lo que el acercamiento debe ser claro y conciso sobre los objetivos que esperas por ejemplo, el incrementar el acceso a vacunas en la población mexicana más vulnerable. Puedes encontrar ejemplos sobre el cabildeo sobre la Hepatitis en el siguiente enlace: https://www.worldhepatitisday.org/advocacy-actions/

Este 28 de julio, recordamos que el silencio no es sinónimo de ausencia. La hepatitis está ahí, esperando. Nosotros no podemos seguir esperando. Nosotros podemos influir para políticas públicas por el bienestar de las y los mexicanos que tienen Hepatitis.

Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/dia-mundial-contra-la-hepatitis-24974161

04 Acciones para visibilizar la importancia del trabajo de cuidados

Acciones para visibilizar la importancia del trabajo de cuidados

Visibilizar la importancia de los trabajos de cuidados es el primer paso, la redistribución es el principal reto, y su dignificación es el compromiso que todxs tenemos que asumir.
Por Daniel Cortés

¿De qué hablamos cuando hablamos de los trabajos de cuidados? En algún punto de nuestras vidas todos hemos necesitado que cuiden de nosotrxs, es decir, hablamos de tareas físicas como alimentar, limpiar, acompañar o asistir, hasta acciones de tipo emocional, educativo o social, que garantizan el mantenimiento de la vida, el bienestar y la dignidad de las personas. Los trabajos de cuidados incluyen desde el cuidado de personas dependientes como infancias, personas mayores, enfermas o con algún tipo de discapacidad; el cuidado cotidiano como la preparación de alimentos, la higiene de los espacios, el lavado de ropa, el acompañamiento emocional y, finalmente, el cuidado de tipo profesional como lo es el trabajo doméstico remunerado, los servicios de enfermería, y la asistencia social.

Estos trabajos recaen desproporcionadamente sobre mujeres y niñas, por considerarse como una “responsabilidad natural” del género, y la situación se agrava cuando se trata de mujeres que viven en situación de pobreza o pertenecen a un grupo vulnerable o marginado. De acuerdo con cifras de Oxfam, las mujeres y las niñas realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado en todo el mundo, lo que constituye dos terceras partes de la mano de obra que realiza este trabajo de forma remunerada.

Cifras de INEGI indican que las mujeres dedican en promedio 40 horas semanales a las labores de cuidados, lo que equivale a una jornada laboral completa, pero el problema radica en que precisamente no se reconoce como un trabajo, muchas de ellas no reciben un salario, por no decir que tampoco reconocimiento a estas labores tan fundamentales, lo que a su vez conlleva que se perpetúen múltiples injusticias. Entre ellas encontramos que las mujeres se ven obligadas a renunciar a sus posibilidades de elegir un empleo formal debido a las exigencias del trabajo doméstico o de cuidados. También encontramos una forma de desigualdad que se conoce como “pobreza de tiempo”, la cual limita el derecho de muchas mujeres al descanso, al desarrollo personal, al ocio, y a la participación plena en la sociedad.

¿Qué podemos hacer desde lo cotidiano para visibilizar la importancia de los trabajos de cuidados? Pequeñas acciones tienen un gran impacto cuando se hacen con conciencia. Es importante, en ese sentido, nombrar lo que se hace, es decir, reconocer que cocinar, cuidar, limpiar y acompañar son formas de trabajo que implican muchos esfuerzos y que por ello merecen respeto y gratitud. También es fundamental la redistribución de las tareas, puesto que no solo se trata de prestar una ayuda, sino de asumir responsabilidades compartidas de forma equitativa en el entorno del hogar, independientemente del género. Esto contribuye a la reducción de la brecha de género en los trabajos de cuidados. La redistribución equitativa no sólo implica una cuestión de género, sino que involucra también a las familias, a las comunidades y, de forma fundamental, al Estado, que es el que tiene que garantizar la implementación de políticas públicas que apoyen a las familias y a las personas cuidadoras por medio de la creación de servicios de cuidado, la ampliación de las licencias de maternidad/paternidad, y la promulgación de leyes que protejan los trabajos de cuidados no remunerados.

Usar la voz participando en campañas, compartiendo información y exigiendo políticas públicas como la que representa el Sistema Nacional de Cuidados también pueden ser acciones concretas que podemos llevar a cabo desde la cotidianidad para la dignificación de los trabajos de cuidados. El conocimiento y difusión de los derechos laborales, la creación de redes de apoyo, y el fomento de los liderazgos comunitarios también pueden contribuir a transformar la forma en que valoramos el tiempo, el trabajo y la dignidad de las personas, y principalmente de las mujeres y niñas cuidadoras.

Visibilizar la importancia de los trabajos de cuidados es el primer paso, la redistribución es el principal reto, y su dignificación es el compromiso que todxs tenemos que asumir.

*Daniel Cortés es coordinador de la Causa de Derechos de las Personas Jornaleras Agrícolas Migrantes (@danielcormar89).

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nuestras-voces/trabajo-cuidados-visibilizar-acciones-importancia

03 Día Internacional de la Justicia Internacional

Día Internacional de la Justicia Internacional

por Pablo Andrade Martínez
Coordinador de la Causa de Construcción de Paz en Nosotrxs.

Cada 17 de julio se conmemora el Día Mundial de la Justicia Internacional. La fecha recuerda la adopción del Estatuto de Roma en 1998, el tratado que dio vida a la Corte Penal Internacional (CPI).

La idea era simple, al menos en el papel: que los crímenes más graves —como el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad— no quedaran impunes, sin importar quién los hubiera cometido ni en qué parte del mundo.

Era un momento de optimismo jurídico: los horrores de Ruanda y Yugoslavia estaban todavía frescos, y muchos pensaban que había llegado el tiempo de construir mecanismos globales para ponerle un alto a la impunidad. Se hablaba de justicia con mayúscula, de memoria, de reparación, de nunca más.

Veintiséis años después, la realidad es menos luminosa. La CPI ha tenido avances, sí. Pero también ha sido objeto de presiones políticas, bloqueos sistemáticos y una especie de doble moral internacional que deja claro que no todos los crímenes se juzgan con el mismo rasero. Si la justicia internacional es un sueño, sigue siendo uno bastante desigual. Y en países como México, hablar de justicia internacional suena a lujo porque ni siquiera hemos logrado garantizar justicia básica ni tampoco hemos desarrollado un verdadero sistema nacional de atención a víctimas. La violencia se normaliza, se vuelve estadísticas, se desdibuja en la burocracia del horror.

No se trata de minimizar el papel y la importancia que tiene la justicia internacional. De hecho, en muchas ocasiones —como con los informes del GIEI o el trabajo de organismos como la ONU-DH— han sido esas miradas externas las que han puesto sobre la mesa verdades que el Estado no quiere o no puede reconocer. Pero tampoco hay que caer en la ilusión de que un tribunal en La Haya va a venir a resolver lo que no hemos querido resolver aquí. La justicia internacional es importante, pero es complementaria. No sustituye la responsabilidad nacional. Y mientras no enfrentemos nuestras propias formas de impunidad todo lo demás es decorado.

El discurso oficial actual ha hecho carrera denostando a las instituciones. Que si son corruptas, que si responden a intereses oscuros, que si hay que desaparecerlas. Y sí: es necesario pensar siempre a las instituciones como perfectibles. Pero de ahí a destruirlas todas hay un largo trecho. Las instituciones son importantes porque la justicia no es automática. Hay que construirla, defenderla, cuidarla. Y eso implica fortalecer contrapesos, proteger archivos, garantizar el acceso a la información, y nombrar lo que pasa con todas sus letras. Por incómodo que sea.

El 17 de julio debería ser una oportunidad para recordarlo. No como una fecha solemne y lejana, sino como una pregunta urgente: ¿qué hacemos, desde donde estamos, para que la justicia —nacional o internacional— deje de ser una excepción? ¿Qué hacemos para que no nos gane la resignación?

Porque a veces pareciera que el mensaje dominante es claro: que la impunidad no solo existe, sino que es inevitable. Que lo mejor es acostumbrarse. Y eso, justo eso, es lo que no podemos permitirnos.

Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/dia-internacional-de-la-justicia-internacional-24752063

02 Y después de la marcha qué

¿Y después de la marcha qué?

Cuando termina la marcha, la rutina vuelve con toda su carga. ¿Cómo? Con burlas disfrazadas de bromas, violencia en el transporte, silencios en el consultorio, y una burocracia humillante. Esa es la trastienda del confeti, los brillos y las lentejuelas. La lucha no es solo la marcha, es todo lo que sigue después, lo que ocurre cuando ya no hay escenario ni carteles ni gritos ni cantos ni baile.

Por Alma Cuadros

La 47ª Marcha del Orgullo LGBTIQAP+ en la Ciudad de México rebasó cualquier cifra esperada. Las autoridades reportaron ochocientos mil asistentes; lxs organizadorxs, cerca de un millón y medio. Realmente no importa si fueron cientos de miles o millones, lo sustantivo es que hubo cuerpos presentes, voces visibles e identidades ocupando el espacio que muchas veces se nos niega. Lo que sí importa, y mucho, es lo que pasa cuando se acaba la marcha.

En menos de una semana, después de que cesaron los tambores, los gritos y los pasos sobre Reforma, nos enteramos de los crímenes de odio en contra de Jesús Laiza, activista LGBT, y su pareja Isaí López; Felipe Flores en Guanajuato, Misael Valdez en Nuevo León, Alexis Noé en Veracruz. Todxs de la comunidad, todxs víctimas de una violencia que no se detiene, es una postal cruel que resume todo lo que no termina al final de junio

La violencia no se suspende durante la marcha ni se congela con el ondear de las banderas multicolor. En 2024, al menos 80 personas LGBT+, fueron asesinadas en México por motivos relacionados con su orientación sexual o identidad de género. Desde 2022, suman al menos 233 homicidios de odio, de acuerdo con datos de Letra S.

A pesar de todo esto aún surge la cuestión de “¿por qué marchan?”. Como si esta fuera una celebración, un desfile para exhibir o una excusa para pintar el espacio público. La pregunta no debería ser por qué marchamos, sino por qué lo seguimos haciendo.

Marchamos porque no hay garantías reales. Porque la violencia contra las personas LGBT+ no es un tema del pasado ni de moda. Es una estructura que se ha normalizado por años. Marchamos porque no todas las personas que se dicen aliadas se atreven a hablar cuando importa ni todas las leyes aprobadas se cumplen en la práctica. Marchamos porque no hemos tenido descanso.

La Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG 2021) del INEGI revela que uno de cada veinte mexicanos se identifica como parte de la población LGBT+; es decir, alrededor de 5 millones de personas. El 37.3 % de esta población declaró haber vivido discriminación en el último año. ¿Cómo seguir creyendo que el orgullo se reduce a una fecha, si la exclusión y discriminación es cotidiana?

En el discurso político se habla de avances, pero en la práctica los vacíos legales persisten. El matrimonio igualitario es legal en todo el país (algunos bajo amparo) desde 2022, pero los códigos civiles siguen hablando de “marido y mujer”. La adopción para familias diversas es un derecho, pero en 2020 solo se registraron cinco casos. El lenguaje cambia en las leyes, pero no en los escritorios ni en los juzgados ni en los registros civiles ni en el día a día.

Las empresas se pintan de arcoíris, los partidos se dicen aliados, las marcas lanzan campañas. Pero cuando exigimos que se garantice una atención médica libre de prejuicios, educación sin bullying, protección contra crímenes de odio, todo se vuelve silencio… todxs DESAPARECEN. ¡La celebración incomoda cuando se vuelve exigencia!

Hoy más que nunca urge recordar que la violencia contra las personas LGBT+ no es nueva ni exclusiva de ciertos gobiernos o ideologías. La diferencia es que ahora, en varios países, esa violencia se está institucionalizando sin pudor. No es retroceso, es continuidad con permiso legal. Cada nueva ley que restringe derechos, cada gobierno que se niega a reconocer identidades otorga un permiso para seguir agrediéndonos.

En México seguimos esperando garantías básicas: acceso pleno a salud para personas trans, protocolos en hospitales y escuelas, reconocimiento de infancias diversas, legislación contra las llamadas “terapias de conversión”. Se necesita más que tolerancia, se necesita instrucción para quienes viven desde la heteronorma y no entienden lo que implica vivir fuera de ella.

¿Cuántas personas LGBT+ ocupan puestos de poder, lideran instituciones o toman decisiones que nos afectan? Una encuesta de ADIL en 2018 arrojó que sólo el 45 % de la población LGBT+ en edad de trabajar tenía empleo. Las cifras no han mejorado sustancialmente. No hay presencia suficiente porque aún existen filtros invisibles para que no lleguemos.

Lo que sí hay, son referentes que se sostienen y nos sostienen, como Kenya Cuevas, activista trans y fundadora de Casa de las Muñecas Tiresias; Karina Velasco Michel, referente del Guadalajara Pride; Salma Luévano, Alejandra Bogue, Fabián Cháirez, Antonio Medina, Jessica Marjane, Samantha Flores, Guz Guevara y tantas personas que desde sus trincheras han roto silencios y estigmas. Ellxs no solo abrieron puertas, han evitado que muchas se cierren.

Cuando termina la marcha, la rutina vuelve con toda su carga. ¿Cómo? Con burlas disfrazadas de bromas, violencia en el transporte, silencios en el consultorio, y una burocracia humillante. Esa es la trastienda del confeti, los brillos y las lentejuelas. La lucha no es solo la marcha, es todo lo que sigue después, lo que ocurre cuando ya no hay escenario ni carteles ni gritos ni cantos ni baile.

Lo que ocurre en la marcha no puede quedarse en el asfalto ni perderse en el eco de los altavoces. ¡El grito colectivo debe ser motor! La resistencia no se agenda, no se celebra, no se concede; la resistencia es diaria, duele, incomoda y no va a detenerse.

Las organizaciones de la sociedad civil como Letra S, All Out, The Trevor Project, el Colectivo incluyeT, Yaaj México, Casa Frida, Balance A. C., la Red de Madres Lesbianas, entre otras, son estructuras vivas que sostienen la dignidad cuando el Estado falla, cuando la calle arde, cuando la ley no alcanza. Su trabajo cotidiano, de documentar, acompañar, denunciar, formar, exigir, no solo transforma vidas individuales, también construye condiciones colectivas para que existamos con derechos y no con permisos. Gracias a su labor hay refugios, hay datos, hay visibilidad, y hay contención.

Su trabajo impacta directamente en nuestras vidas, aunque no siempre lo notemos. Son resistencia organizada que hoy enfrenta recortes, abandono institucional y políticas que buscan silenciar su labor. Pero sus acciones nos recuerdan algo esencial: “nuestros derechos no se piden, se defienden”. Trabajamos por una lucha en común, y nos comprometemos por una lucha real, en contra de lo que violenta, ofende, y mata.

Marchamos porque nos matan, nos borran, nos niegan, desde la casa, en la escuela, en el trabajo, y en la calle. Marchamos porque crecer con miedo no es vivir, porque el silencio nos enferma, porque ser quienes somos no debería costarnos la vida. Y no, no somos una moda, no somos una fase, no somos una celebración de un solo día. Somos hijxs, estudiantes, vecinxs, profesionistas, que estamos en todas partes, aunque muchos prefieran no vernos. Seguimos y seguiremos aquí, y no vamos a desaparecer cuando termine el 28 de junio. ¡NOS VAN A VER, NOS VAN A ESCUCHAR! ¡SEGUIREMOS EXIGIENDO LO MÍNIMO: VIVIR CON RESPETO Y DIGNIDAD!

* Alma Cuadros es directora de Comunicación en Nosotrxs (@NosotrxsMX).

Publicación original: https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/nuestras-voces/despues-de-la-marcha-que

01 Frente a violencia y discriminación, orgullo y visibilidad

Frente a violencia y discriminación, orgullo y visibilidad

por Jaime Hernández Colorado
Director de Nosotrxs

En fechas recientes, en el mes del orgullo LGBT+, se publicaron dos informes esenciales para poner en la agenda pública los problemas de violencia, discriminación y falta de garantía de los derechos humanos de las personas LGBT+.

El primero de ellos, con perspectiva internacional, fue el Informe del Experto Independiente sobre la Protección contra la Violencia y la Discriminación por Motivos de Orientación Sexual o Identidad de Género, en el que se evidencia que los problemas de violencia, discriminación y falta de garantías para el ejercicio de los derechos son problemas recurrentes en todo el mundo, México no es excepción. Además, que esos problemas se recrudecen cuando se trata de personas LGBT+, pues no sólo impiden el libre desarrollo de la vida, también resultan en desplazamiento forzoso, entre otras consecuencias negativas.

El informe enfatiza que “sesenta y cinco países siguen criminalizando las relaciones entre personas del mismo sexo; en catorce, la expresión de género tiene carácter criminal y se castiga con penas de prisión y castigos corporales. En doce de esos catorce, el castigo es la pena de muerte”. En el mismo sentido señala que “las personas LGBT se ven desproporcionadamente afectadas por los factores que impulsan los desplazamientos, como los conflictos, la violencia, la persecución, la represión, los desastres y las crisis relacionadas con el clima. En todas las fases de desplazamiento, las personas LGBT desplazadas forzosamente se enfrentan a un riesgo más elevado de violencia, exclusión y abandono”. Esto debido a “barreras estructurales y prácticas discriminatorias que dificultan el acceso a la protección, el reconocimiento legal y servicios esenciales”. Esto implica que, en aquellos países en que no están criminalizadas las orientaciones sexuales e identidades de género diversas tampoco existen contextos tolerantes, pues persisten prácticas de discriminación y violencia que tienen que ver con prejuicios y comportamientos negativos de los agentes del Estado, destacadamente de los cuerpos de seguridad.

El segundo informe es resultado del trabajo persistente de la organización Letra S, que recopila y analiza anualmente datos sobre la violencia hacia las personas LGBT+ en México; el documento se titula Las dinámicas de la violencia por prejuicio. Homicidios de personas LGBT+ en México, 2024. Los resultados no prefiguran un escenario positivo respecto de los años anteriores: hay información sobre 80 asesinatos de personas LGBT+. Y puntualiza: “esta cifra representa sólo los casos que fueron cubiertos por medios de comunicación; existe una caja negra de casos […] por lo tanto, se estima que la cifra real podría ascender a más del doble”. No hay que olvidar los datos de los años anteriores: 66 asesinatos en 2023 y 87 en 2022.

Los datos que ofrecen ambos estudios son una mirada certera a los problemas de violencia, exclusión y trato desigual a que se enfrentan las personas LGBT+. Por eso, cuando se plantea la pregunta —desde el discurso discriminatorio— acerca de cuál orgullo o por qué la marcha y el mes del orgullo, la respuesta es sencilla: porque hay personas que todos los días son violentadas, incluso con consecuencias fatales, a quienes debemos honrar visibilizando la discriminación persistente y exigiendo la garantía de todos los derechos humanos, para que, en el futuro ojalá cercano, nadie tenga miedo de ser violentado o discriminado por ser quien es.

Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/frente-a-violencia-y-discriminacion-orgullo-y-visibilidad-24539690