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En tu pedido, va mi vida

Creamos el Colectivo #NiUnRepartidorMenos para protegernos entre repartidores. Surgimos a raíz de la muerte de José Manuel Matías, que fue arrollado por un tráiler el 27 de noviembre de 2018 mientras entregaba un pedido.

Publicado en Animal Político
Por Andrea Santiago Páramo y el colectivo #NiUnRepartidorMenos

Un guiño

En las cajas de las tiendas Oxxo, dos jóvenes de casi la misma edad, se identifican mientras se hace el cobro de productos: el cajero de veintipocos que tiene un trabajo formal pero repetitivo de ocho horas por día y que lo ancla todos los días al mismo metro cuadrado con sueldo bajo pero fijo, con el repartidor de UberEats que no tiene horario definido, contrato, prestaciones, cuyos ingresos varían dependiendo de la demanda y las horas que decida rodar por día y que además recorre la ciudad con la supuesta “libertad” de elegir cuánto gana y cuándo se conecta y desconecta del trabajo. Intercambian algunas palabras: “¿cuánto te llevas por día? ¿En serio? ¿Cómo te inscribes? ¿Te dan un celular? El cajero quiere saber más, pero la fila debe avanzar. Se despiden con un “¡cámara, gracias!”.

Así comienzan muchos repartidores de plataformas digitales: dejando trabajos de la economía formal pero poco reconocidos y mal pagados, para insertarse en la nueva economía digital que, si bien no combate la precariedad laboral, ofrece la ilusión de mayor libertad. La ilusión de que hay posibilidad de administrar la propia vida y tiempo en jóvenes cuya vida ha sido moldeada por limitantes estructurales que les impiden elegir su destino profesional, es ciertamente un deseo que las plataformas digitales han sabido aprovechar. Del mismo modo, han sacado ventaja del contexto nacional. Cuando el 41 por ciento de adultos mayores se encuentra en situación de pobreza1 porque no tienen ahorros, un ingreso suficiente ni protección social, la necesidad de empleo puede cooptarse de forma muy eficaz. Hoy, no importa si es en silla de ruedas, bajo la opción de caminantes pueden ir repartiendo pedidos por la ciudad.

El pedido

Como toda revolución, la digital supondría un cambio en nuestra forma de ver y habitar el mundo o en nuestra arquitectura mental, como diría Alessandro Baricco. Con un eficiente software, la velocidad del deseo de un consumidor se sincroniza de forma casi instantánea con la provisión de un servicio. En esa mágica inmediatez fue eliminado el ruido de la burocracia, las espera que suponen las filas, los horarios para solicitar algo. Pero también fue sustraído el lenguaje sobre derechos y la regulación por parte del Estado para que ese intercambio sea más equitativo. Como consumidores no concebimos algo que no sea instantáneo: queremos que sea fácil, rápido, eficiente y barato; algo que no nos quite más de unos cuantos minutos para poder seguir con nuestro acelerado modo de vida. Presionamos un botón y listo, en unos minutos tenemos la comida, la bebida, las compras del supermercado en la puerta de nuestra casa, no importando si es un domingo a las 11.30pm. Un repartidor llega y en una transacción corta e impersonal, le damos las gracias y tomamos el pedido. Hay quienes incluso ya nombran a los repartidores como “mi Rappi”, lo que habla de las condiciones sociales que se están desarrollando para pensar a las personas como la extensión de una plataforma. De ahí que preguntarnos qué hay detrás de un pedido, hoy sea una tarea política central.

Detrás del pedido

¿Qué cabe en una mochila de un repartidor? 60 kilos de compras, 10 cajas de pizza grandes, 8 costales de hielo, el favor de último momento como dejar unas llaves, comprar un regalo, pasear a tu perro. ¿Qué no entra? Acceso a servicios de salud, incapacidad en caso de accidentes, un ingreso relativamente estable, la posibilidad de irse de vacaciones con paga, un esquema de ahorro, una capacitación mínima en seguridad.

Como repartidores queremos decirte que la realidad detrás de tu pedido es esa que no cabe en la mochila. No es la libertad ni la autonomía que anuncian con brillantina las plataformas bajo el lema “Tú decides. Eres tu propio jefe”. Tampoco es el bonito anuncio de “dale volumen a tu música favorita y disfruta el recorrido por la ciudad”. La “libertad” que nos conceden sí involucra adrenalina, pero es más parecida a una ruleta rusa. Es no saber si la zona a las que vamos es tranquila o una zona roja. Es saber que si te mueres y no estás conectado nadie va a responder por ti, como le pasó a nuestra compañera Ximena Callejas. Es el azar extremo, el que te impide saber con cuánto acabarás en la semana y cuánto de eso vas a invertir en una reparación, en una refacción, en tu salud o en una consulta médica. Es ese tipo de juego que te motiva a ponerte metas mínimas de ingreso por día, sin saber si las vas a llegar a cumplir porque se cruza el clima, las quincenas, vacaciones, días festivos o las marchas. Pero aún así le entras al juego y estás dispuesto a trabajar sin parar hasta 12 horas por día y arriesgar tu vida en la lluvia por 20 pesos extra. Le llaman auto-explotación, pero de ello depende un “mejor” ingreso.

Nuestra realidad se quedó atorada en el peor de dos mundos de trabajo. Somos en términos prácticos empleados, pero somos concebidos como nuestros propios jefes o “socios” para que todos los costos caigan sobre nosotros. Somos esa supuesta actividad marginal que realizamos mientras estudiamos o que sólo es un trabajo eventual para complementar nuestros ingresos, pero le pagamos al gobierno 11 por ciento de impuestos y con nuestra “ayudadita marginal” generamos billones de dólares a nivel global a las apps.

Creamos el Colectivo #NiUnRepartidorMenos para protegernos entre repartidores. Surgimos a raíz de la muerte de José Manuel Matías, que fue arrollado por un tráiler el 27 de noviembre de 2018 mientras entregaba un pedido. En su muerte y en los accidentes y atropellos diarios de muchos compañeros, nos vimos identificados. Queremos decirlo en alto: no somos socios, no somos libres, no tenemos un trabajo que nos permita pensar en un mejor futuro.

Un sueño

Nuestra apuesta no es volver al pasado, sino posibilitar un futuro realmente revolucionario donde el desarrollo tecnológico y la economía digital permitan la generación de empleos realmente distintos. No queremos otra vez trabajos formales pero precarios, no queremos convertirnos en cifras de la desigualdad o de las muertes anónimas que se registran diariamente en la ciudad. Queremos un trabajo que nos permita recorrer la ciudad de otra manera y con una libertad distinta. Queremos empleos que nos permitan aspirar a un futuro que nos humanice, que nos permita desarrollar y potenciar nuestras capacidades. Queremos que en la entrada del restaurante o en la puerta de una casa, se entienda que no va una app sino una persona y que, en ese pedido, está nuestra vida.

REPARTIDORES EXIGEN MEJORES CONDICIONES LABORALES

Ciudad de México, 27 de noviembre de 2019

Repartidores exigen mejores condiciones laborales

  • El colectivo #NiUnRepartidorMenos conmemora un año de la muerte del repartidor José Manuel Matías, quien falleció atropellado entregando un pedido y dio origen a la creación del colectivo.
  • El colectivo pide mejores condiciones laborales, que sean reconocidos como trabajadores y que se respeten sus derechos laborales.
  • #NiUnRepartidorMenos trabaja con plataformas digitales, gobierno y organizaciones de la sociedad civil para mejorar sus condiciones laborales bajo el lema: ‘en tu pedido va mi vida’.


A un año de la muerte de José Manuel Matías, repartidor que fue atropellado por un tráiler en Eje 5 y Periférico el 27 de noviembre de 2018 mientras entregaba un pedido, el colectivo #NiUnRepartidoMenos, que surgió a raíz de su muerte, se reúne en el mismo sitio donde falleció para exigir mejores condiciones laborales y protección ante situaciones de riesgo, bajo el mensaje: ‘en tu pedido va mi vida’.

#NiUnRepartidorMenos subraya que no quieren que dejen de existir las plataformas ni aplicaciones que emplean a cientos de miles de personas en el país y en el mundo; al contrario, lo reconocen como un trabajo que requiere ser regulado y que debe mejorar las condiciones ante los riesgos cotidianos para contar con protección ante accidentes viales, tener medios de protección o defensa ante casos de agresión o discriminación por usuarios o restaurantes.

No queremos que se vayan las apps, nos gusta nuestro trabajo, sólo queremos sentirnos más seguros mientras lo hacemos”, aseguró Saúl Gómez, vocero de #NiUnRepartidorMenos.

En una rodada del Ángel de la Independencia a Eje 5, más de 200 repartidores piden algo muy sencillo:

Ser reconocidos como trabajadores y no como “socios”,

2. Que las aplicaciones mejoren la protección ante situaciones de riesgo, y

3. Que los legisladores regulen la relación laboral entre aplicaciones y trabajadores digitales para contar con prestaciones.

#NiUnRepartidorMenos es un colectivo que ha logrado sumar a más de 3,000 repartidores en el país para construir una red de apoyo. Se organizan a través de redes sociales, de grupos de whatsapp y han logrado construir alianzas importantes con organizaciones y autoridades para mejorar sus condiciones laborales. En red apoyan a personas que sufren accidentes en bicicleta o en motocicleta, aunque no sean repartidores, atienden emergencias en tiempo real y acompañan a víctimas. Han logrado salvar vidas por su pronta reacción y por la cobertura que crece por toda la ciudad. Se apoyan con consejos sobre cómo pagar sus impuestos, cómo lidiar con clientes difíciles o con consejos de mecánica para arreglar sus vehículos.

Además de ello han lanzado proyectos que visibilizan los retos que enfrentan:

  • Bitácora de Guerra: registro diario de accidentes de tránsito, agresiones viales, lesiones ocasionadas por el mal estado de la vía y casos de discriminación por parte de restaurantes y clientes.
  • Rayado de Mochilas: registro de repartidores que vincula sus mochilas con la identidad del repartidor para informar a familiares o personas cercanas en casos de accidente, así como para evitar que sean utilizadas en actos delictivos.
  • Bitácora de Acoso: registro de casos de acoso a repartidoras en la calle, en restaurantes o en los domicilios donde entregan.
  • Mapa de robos y fraudes: mapa de puntos rojos de la ciudad donde las repartidoras y repartidores han sufrido asaltos, violencia o negativas de pago.

#NiUnRepartidorMenos termina su primer año de lucha uniéndose a la Red Global de Repartidores “Precarious Riders Unite” para intercambiar experiencias, logros, fracasos y mejores prácticas de los diversos colectivos de repartidores a nivel mundial; así como con el movimiento Nosotrxs que lucha contra la desigualdad por medio de la protección de derechos con las leyes e instituciones existentes.

Con el mensaje ‘en tu pedido va mi vida’, #NiUnRepartidorMenos hace un llamado a la empatía y a la protección mutua de todas las personas en la calle. #NiUnRepartidorMenos busca reducir las agresiones que sufren en la calle, restaurantes y domicilios, mientras trabajan de la mano con autoridades y legisladoras y legisladores para crear un marco legal justo y que mejore sus condiciones de seguridad, así como con las aplicaciones para lograr estrategias que beneficien a ambas partes, mientras generan y proponen mejoras en la infraestructura y política pública de las ciudades ante gobiernos locales.

Contacto con Prensa: #NiUnRepartidorMenos – Ari Santillán | 5534657373 | ari.santillan90@gmail.com